Aquaman nº02

Título: El día aciago (II)
Autor: Guillermo Moreno
Portada: Jose Baixauli
Publicado en: Noviembre 2014

Atlantis acaba de ser salvada de un salvaje ataque por el más inesperado de los héroes: el infame Amo del Oceáno. ¿Qué es lo que busca? ¿Qué es lo que se propone? ¡Acompaña a nuestro héroe Aquaman y descúbrelo!!
El mar es mi madre y mi padre. Asi que no importa dónde vaya en él pues estoy en mi hogar. Soy el rey de los siete mares. Esa es mi herencia. Esa es mi responsabilidad.  Yo soy
Creado por Mort Weisinger y Paul Norris


Resumen de lo publicado: la ciudad de Poseidonis es atacada por una horrenda criatura que ni Aquaman ni su guardia real parece poder detener. Al final, el día es salvado por  El Amo del Oceáno, el eterno adversario del rey de los siete mares.

Palacio Real. Poseidonis, Capital del Reino Atlante.

—Y ¿cómo es que…?

— ¿Sobreviví después de nuestra última pelea y llegue aquí?— Orin asintió ante la pregunta retorica de Orm —Veras después que me dejaste allí mal herido e invalido. No hagas esa cara de sorpresa, hermanito. Tú ataque me dejo lisiado, seccionó algunas vertebras o algo así, como sea(1).—.Orm tomó la última pieza de su comida y la masticó lentamente, regodeándose en el sabor y en la tensión que su pausa generaba en sus interlocutores— Los humanos me tomaron y me llevaron a unas instalaciones. Me dijeron que allí pagaría por mis crímenes y todo eso.  Por haber ayudado a megalómano de Luthor…

—No lo adornes tanto, por favor

—Bien, me retuvieron en una especie de tanque de contención esperando que me regenerase o fuese suficiente castigo. Sus científicos identificaron lo que me pasaba pero, dada mi especial "naturaleza", ninguno decidió asumir el riesgo para sanarme. Por otro lado dudo que quisieran hacerlo o que su tecnología diese para eso.

—Al grano— le atajó de nuevo Orin.

—Estuve un tiempo recluido hasta que un cambio significativo en la jerarquía humana hizo que se olvidaran de mí. Entonces uno de estos respiradores de aire nombre Stagg(2) se hizo conmigo.

— ¿Cómo se hizo contigo? Por cierto ese nombre me suena.

—Parece que soborno a algunos guardias. Vio la oportunidad, tomando en cuenta que todo el mundo estaba ocupado reestructurándose, y la tomó.

— ¿Consentiste eso?

—Era eso o el olvido— replicó mientras se limpiaba los labios con una servilleta— veras, este humano Stagg me dijo que estaba desarrollando un método que me permitiría recuperar mis funciones motoras.

— ¿Me gustaría saber cómo?— le interrumpió Vulko, compelido por su curiosidad.

—Me dijo que él era un renombrado genetista. Me dijo que con el ADN de cierta medusa podía regenerar mis tejidos.

— ¿Qué te pidió a cambio?— inquirió Orin

—Mi ADN— respondió Orm— la propiedad intelectual sobre él.

— ¡¿Cómo?!

—Como escuchaste, hermanito. Soy una marca registrada en la superficie. En realidad era un precio nimio…

— ¿Nimio? Son dueño de tu esencia, de tu identidad ¿Acaso no tienes decencia?

—De nuevo era una cuestión entre la condenación y algo de libertad— replicó con un leve ademán— Como sea, no tenía mucha fe en ellos. Por otro lado, mi condición es inusual. Me muero de la risa cada vez que pienso como ellos buscaran en mi ADN la clave para crear soldados que pueda respirar bajo el agua y no encontraran casi nada con lo que trabajar; pues la sustancia que me hizo como ustedes(3), no creo que haya dejado una marca permanente. Aunque ese tipo Stagg es muy recursivo.

—Pero usted está aquí. De pie… ¿Cómo es?

—Bueno, hasta cierto punto tuvieron éxito— respondió Orm mientras e arrellanaba en su asiento y montaba, descaradamente, los pies sobre la gran mesa—pero eso se debe a que recibieron ayuda.

—Clarifique, por favor

—Veras, mi apreciado Vulko. Después de las primeras intervenciones a los humanos se les ocurrió la peregrina idea de meterme en un tanque con agua salada, a manera de regeneración. Al llevar a cabo esa acción se percataron que me regeneraba a un ritmo aceptable. Luego, en pro de la investigación, decidieron exponerme, con mucha cautela, al océano.

—Tiene lógica, fueron los…

—No— le atajó Orm— fue la voz que escuché allí lo que me ayudo. Una voz femenina y atractiva, maternal que me cubrió de una… una… sensación calidad y plena. Algo que no entendía, que trate de repeler pero luego… ¿Qué seria eso?

—Amor— respondió Orim con una sonrisa.

—Umm… interesante— dijo— Bien, como veras esta voz me habló muchas cosas, entre ellas de un peligro que aquejaba a Atlantis. De un poder olvidado, un antiguo Dios que volvería y que no auguraba nada bueno para el fondo del mar. Le dije que me importaba poco lo que les pasara. Ella, la voz, replicó que sabía lo que yo sentía por Atlantis y me prometió que, si aceptaba trabajar para ella, me liberaría, me sanaría y daría mi propio reino.

— ¿Aceptaste?

—Si

—Es raro que haya tanta gente ofreciéndote cosas

—El universo, hermanito, el universo.

—Continúa, por favor.

—Bien, acepte. Sí, no me mire con esos ojos. Aquella entidad me prometió libertad de nuevo, ser el salvador de Atlantis, tener mi propio reino. Como sea, cumplió su promesa: sané.

—Interesante, como todos esos eventos al azar le asistieron

—El azar no existe— replicó Orm— Algo paso, detrás de ello había muchas cosas en juego. Vera, cuando se hizo evidente mi condición los médicos y genetistas humanos, lejos de saludarse y brindar, se tornaron torvos y se prepararon para realizar más experimentos. Entonces llegó un joven humano que no quería ver su logró perdido y me ayudo a escapar. Le pregunte "¿Por qué?" y dijo que me aplicarían una vivisección. Y que, a su señor le convenía que yo estuviese vivo. Además, lo que el necesitaba ya lo tenía.

— ¿Y eso sería?

—Deduzco que su ADN, señor— respondió Vulko.

—Yo pensé lo mismo— dijo Orm— Pero poco importa ahora, lo cierto es que el chico lo pensó todo. Causo una distracción, escapamos con calma y me llevo al mar, para mi tristeza estábamos en el océano equivocado.

Orin y Vulko no se pudieron controlar ante menuda ironía y estallaron en carcajadas.

—Muy cómico, ríanse— replicó Orm con amargura— verán una vez en el mar aquella voz contacto de nuevo conmigo.

— ¿Qué hiciste?— le preguntó Aquaman ya más calmado.

—Trate de ignorarla

—Típico

—Pero siguió molestándome

— ¿Entonces?

—Decidí obedecerla— respondió Orm con calma— la voz me guió a través de unos caminos secretos, de unos pasajes misteriosos que me trajeron de nuevo a estos terrenos nuestros. Una vez allí me llevo a un pueblo en las regiones sur del océano donde ella cumplió una de las promesas que me hizo. Me regaló un reino

—Explícate por favor— replicó Aquaman, torvo ante la idea de una región oceánica bajo el yugo de su hermano.

—Me mostró un pueblito donde atlantes y tritones estaban siendo sometidos por una especie de híbridos entre auratis y lagartos(4). Algo sumamente repulsivo.  Yo llegue, pateé los traseros de aquellos bichos, destripe algunos y como recompensa me nombraron rey.

—No lo creo

—Créelo— dijo con una gran sonrisa— allí pase días felices. Aquella gente se amoldo a mí. Embonábamos y el reino comenzó a florecer. Todo iba tan bien, el destino era bueno por fin. Hasta apareció una extraña chica, de cuerpo atlético y cabello multicolor, me dijo que era sacerdotisa de Anfitrite(5). No le hice caso, su belleza me cautivó, tu reina palidece frente a ella. Así que pedí su mano por las buenas y aceptó.

— ¡Vaya!

—Fueron días felices hasta que me reveló, de nuevo, a quien servía. Luego me advirtió de su llegada.

—La llegada de ¿quién?— inquirieron Vulko y Orin al unisonó algo preocupados, consciente de ellos Orm guardó silencio. Estaba regodeándose en el drama, sabía que su hermano preferiría tenerlo en una mazmorra y que su cuñada deseaba ver su cabeza sobre una pica. Sabía que les estaba molestando sobremanera pero que lo toleraban porque anhelaban saber lo que él tenía que decirles.

—El Profeta.

— ¿Creo que ese mismo tipo está aquí?

—Lo dudo— replicó Orm— Veras, ese tipo comenzó a hablar mal de mí, del reino de Atlantis, comenzó a hablar de dioses antiguos, de la herejía. Lo primero que pensé fue en llamarlo para destriparlo.

—Obvio, no esperaba menos

—Pero me disuadieron— le atajó Orm con una sonrisa— Mi dama me aconsejó que lo invitase a mi mesa, que le escuchase. Y, así hice.

—Debe ser una mujer excepcional…

—Y lo es. Lo cierto es que este chalado no me dijo mucho. Nada útil— agregó Orm— lo deje ir, pero entonces el tío comenzó de nuevo… Me preparaba yo para castigarlo cuando me querida esposa me dijo que lo invitase de nuevo.

— ¿Y lo hiciste?

—En efecto— agregó Orm— Lo escuché de nuevo, traté de disuadirlo, pero sin éxito. Al final, cuando se iba, ahito de mi los manjares de mi mesa. Lo mandé a capturar, lo llevé directo a una mazmorra y…

—Lo destripaste…

—Después de sacarle toda la información, claro está.

— ¿Qué conseguiste?

—Este profeta sirve a un poder que aun no desea revelarse, pero que existió alguna vez y dominó el mar antes que Atlantis.

—Interesante, y ¿cómo nos afecta eso?

—Bueno, "hermano"— Orm cambió su tono de voz, este destilaba suficiencia y pedagogía a la vez— como bien sabrás, dado que eres un estadista, un poder no puede establecerse mientras exista otro para hacerle frente. Tiene que volverse un contrapoder, derrocar al existente para volverse en la fuerza hegemónica.

—Atlantis está en el camino de ese poder

—Bingo— dijo Orm— Esta fuerza desea bajar a tu reino del pedestal que está, consciente de que al caer el faro, el mar quedara en oscuridad y… el podrá traer la nueva luz y el orden.

—Un plan atrevido y, sin duda alguna, una campaña de proporciones épicas.

—Titánicas diría yo, mi Señor

— ¿Entonces el Profeta, los sismos y las bestias son su primer paso?

—Elemental, mi querido "hermanito"— dijo Orm con suficiencia

—Y ¿Qué juegas tú en todo esto?

—En pro de la salud de mi reino, me veo en la necesidad de evitar tal catástrofe.

—Tu chica te lo pidió— le atajó Aquaman

—Y su diosa. Me rogaron que te advirtiera. Que vendrían tiempos peores y que sin duda este poder está creando un ejército. Y despertando a otras fuerzas, unas más antiguas y peligrosas.

—Entonces es cuestión de resistir ante un embate natural, antinatural y a un gran ejercito.

—No solo es— replicó Orm — Verás ,la Diosa dijo que este poder se manifestaría y que sería nuestra obligación el hacerle frente.

Orin gruñó por lo bajo. La idea de volver a verse inmiscuido en los asuntos de las divinidades no le agradaba. Acababa de vivir una aventura de ese tipo al lado de Diana, y, a fuerza de ser sincero, no había salido bien parado y satisfecho de aquello. Ahora, los dioses volvían a arrastrarlo a una empresa realmente complicada. ¿Sería esto una casualidad o una causalidad? Ya estaba dejando de creer en lo primero. 

—He luchado contra dioses antes— dijo Orin— pero nunca he salido bien parado, además de que tenia ayuda.

—No creo que tus amigos de trajes coloridos puedan ayudarnos—le atajó Orm— Es algo que, me temo, tendremos que resolver por nuestra cuenta.

— ¿Cómo?

Orm se puso de pie, como propulsado por un resorte, y cubrió el espacio entre su puesto y la cabecera de la mesa en un tris. Una vez allí, con una sonrisa maliciosa, casi infantil, regodeándose en la tensión de su hermano le respondió.

—Aquí es donde entro yo— dijo— Veras, mi dama me dio la solución: me habló de un objeto conocido como la Corona de la Soberanía de Océano.

— ¿La del Dios humano de todos los mares?

—No, no era un Dios— replicó Orm—era un titán. La encarnación misma del Océano. Poseía una corona que le daba control sobre su terreno, la cual otro dios conocido como Poseidón le sustrajo una vez que los Olímpicos reclamaron el mundo material… blah, blah, supongo que con tu formación terrestre conocerás todo ese cuento ¿Cierto?(6)— Orin asintió—  Bien, por x o y, esa corona llegó a manos Atlantes en el pasado. Nuestros ancestros, sabia o tontamente la dividieron en tres partes.

— ¿Y, para hacerle frente a esto debemos buscarlas?

—En efecto

—No me creo ese cuento.

—Bueno, yo cumplí con mi parte— replicó Orm— cuando tu reino llegue a su fin…

—Es que…

—Necesitas pruebas— le atajó Orm— Lo que paso hace poco es insuficiente

—Bueno, sabrás que los terremotos abundan y en los mares aun abundan los misterios. Aun para nuestro pueblo.

—Excusas, excusas, excusas, excusas, excusas— repitió mientras se volvía a sentar. Rápidamente introdujo su mano en algunos de los bolsillos de su traje y le lanzó al rey de los Atlantes una esfera dorada— Ese es el mapa y la brújula. Me los facilito la diosa Anfitrite. Si lo seguimos  daremos con las piezas de la corona y…

— ¿Daremos?

—Sí, hable en plural— replicó Orm—¿Acaso pensaste que te estaba solicitando que iniciase esta empresa en solitario?— Se levantó de nuevo y con una sonrisa lupina agregó— Seguro pensaste que todo esto era un elaborado plan del Amo del Océano para alejarte de tu reino y derrocarte. Admítelo, pillo.

Orin guardó silencio durante un rato. No podía negarse ante el hecho de que su hermano tenía razón, aquello había pasado por su mente; al menos durante un buen rato. Pero luego rectificó: aquello era muy elaborado, demasiado, aún para su hermano. Pero había algo más que le preocupaba, lo que se encontraba detrás de aquella trama. También le mortificaba el hecho de que, si no escuchaba a Orm, serian muchas las vidas que estarían en juego. No podía dudar, en ese momento la duda era la muerte, y no solo la suya, sino la de miles o millones, tal vez. Pero, tampoco podía confiar ciegamente, no en Orm.

Por su parte Orm se puso de pie y se alejó del salón.

—Iré a descansar a mis aposentos— dijo— Tienes hasta mañana al alba. Entonces partiré por mi cuenta.

—Dame un día— fue la respuesta de un torvo Aquaman— Déjame resolver unas asuntos y preparar todo a cabalidad. ¿Te parece?— El Amo del Océano asintió.— Está bien, preparad sus aposentos— ordenó el Rey Vulko, mientras se quedaba observando el chisme que Orm le había facilitado— La suerte de Atlantis está echada.


Aun en aquella cornisa, que se alzaba muchos metros por encima del foso, el gran Hierofante, como se hacía llamar, era capaz de sentir el abrazador calor de la fumarola. Era verde esmeralda y rezumaba un químico oleaginoso que lo impregnaba casi todo. Le daba al agua alrededor una consistencia inusual, transformaba aquella densa sustancia que envolvía todo con calidez maternal, en un compuesto ajeno, incomodo y molesto. Lo odiaba, de verdad lo repudiaba, pero detestaba aun más lo que era capaz de hacer.

Tú no tienes nada que temer— escuchó con claridad la voz de su señor en su  mente y casi pudo sentirlo a su espalda—. Los únicos que temen son ellos, y lo hacen solo por unos minutos—continuó— cuando emergen dan las gracias

—Yo os doy gracias porque me has tocado de otra forma— se adelantó al decirlo. Lo dijo en voz alta y atrajo la atención de los acólitos auratis que llevaban a cabo el rito. Estos le observaron y se detuvieron en seco, como quien espera una orden. El hierofante realizó un mero gesto con su mano derecha y estos reemprendieron su labor.

Aun así, te desagrada lo que les  hago— pensó en negarlo, pero su señor se percataría de su mentira— Tienes mi palabra que tu pueblo no pasara por eso. Para ellos tengo otros planes, algo que los elevará por encima de los nuevos Auratis.

El sacerdote bajo la vista y observó como los sacerdotes hacían pasar una columna de raquíticos y patéticos auratis. Su piel verde, casi puros hueso, sus cabezas bulbosas y ojos saltos, escasos de aletas y espinas. Un pueblo menguado y carente de los dones que permiten a los hombres llevar a cabo grandes hazañas. Vio como esta columna era empujada contra su voluntad hasta quedar sumergidos en el pozo.

Los gritos se elevaron hasta sus oídos, deseo salir corriendo pero no podía, debía mirar. Al cabo de un rato de entre la fumarola surgieron. Ya no eran un saco de hueso y carne, ni dueños de una piel deslucida, una cabeza bulbosa y unos ojos lechosos. Su tamaño y masa se habían duplicado, eran fornidos y llenos de aletas y espinas; su cabeza era triangular, sus ojos estaban inyectados de sangre y su boca un carnaval de colmillos. Se veían temibles, había en ellos algo que evocaba al tiburón, a la barracuda y otros monstruos marinos. Los auratis dejaron de ser patéticos, para ser temibles.

Observa hijo mío, allí están los cruzados de los mares, los que salvaran Atlántida.


Varios kilómetros al norte del Reino de Atlántida

Discreción y celeridad fueron los requisitos de Orm cuando le consultaron sobre la comitiva y lo necesario para el viaje; por eso, siguiendo esas premisas, Vulko preparó el más sencillo, pero más rápidos de los sumergibles atlantes. Esta nave parecía un pequeño pez, una sardina, había dicho el Amo del Océano a modo de burla; para luego tener que tragarse sus palabras cuando la maquina los llevo en un tris al sitio que indicaba su brújula.  Una vez allí, el villano y su hermano se quedaron solo en un valle, a pesar de la negativa de su guardia y el consejero, quienes partieron de vuelta a reino.

—Henos aquí— dijo Orm— ¿Quién pensaría que nosotros correríamos una aventura juntos como buenos hermanitos?

—Córtala— le ordenó Orin

—Baja el tono— replicó gélidamente el Amo del Océano— No soy un súbdito, sino tu par. Tengo un reino….

—Que Atlántida aun no reconoce

—Pero los Estados cercanos si— rebatió el Amo del Océano— Y, según sé, en la superficie eso basta.

—Como sea, ¿Qué vamos a hacer aquí?

—Cruzaremos por las caderas de Anfitrite

— ¿Perdón?

—Existen una serie de pasadizos submarinos y místicos… portales; que nos permiten viajar miles de kilómetros bajo el mar. Son una red gigantesca y une a todos los océanos y mares, así se movían los dioses.

—Ya veo— replicó Aquaman mientras observaba su inusual mano y dirigía su pensamiento hacia la Dama del Lago, lo que decía Orm se le antojaba similar al Mar secreto— ¿Este nos llevara a donde?

Orm tomó las brújula entre sus manos, la acunó como si fuese una criatura delicada y replicó, como lo haría alguien en trance— SKAR…TA…RIS

Aquaman retrocedió unos pasos y miró con suspicacia a su hermano, como si lo viese por primera vez o tuviese un bicho extra terráqueo frente a él.

— ¿Te suena?— inquirió este como si no hubiese sucedido nada inusual.

—Para nada.

—Espero que sea un lugar interesante— fue la respuesta del Amo del Océano, quien con la brújula en mano masculló unas frases que a Orin se le antojaron ajenas.

Rápidamente el agua alrededor comenzó a aglomerarse, en pocos segundos frente a ellos había una gran, y densa, burbuja de agua, que con calma se volvió dorada.

—Después de ti— dijo Aquaman con calma, su rostro reflejaba, de cierta manera, algo de duda. ¿Lo estaría llevando su hermano directo a una emboscada? La única respuesta que obtuvo para esa interrogante fue la maliciosa e infantil sonrisa de Orm.

—No lo creo— replicó una atronadora voz que surgió de la burbuja.

— ¿Cómo?

—Como lo ha oído, invasor— respondió la burbuja, mientras que de ella surgía una extraña criatura. Aquel ser parecía el cruce entre un hombre y una langosta. Era de un rojo intenso, tanto que el líder de Atlántida pensó que se encontraba frente algo al rojo vivo. La criatura poseía unas tenazas gigantescas y una cabeza que evocaba los hombres, salvo que  en vez de un par de ojos tenía dos pares, y una boca llena de afilados colmillos, en vez del complejo bucal de una langosta.

— ¿Qué demonios?

—Su viaje termina aquí… infieles— dijo la bestia mientras arremetía con furia contra Aquaman, la intención era ensartarlo con sus tenazas. Menuda fue su sorpresa cuando el dorado tridente del Amo del Océano lo detuvo.

—Hoy no… y no serás tú, bicho, quien me prive de ese placer.

Continuará…

Referencias:
1.- Ver Especial Imperio #05: Aquaman
2.- Simon Stagg, un viejo conocido de la Liga de la Justicia y de Metamorpho especialmente.
3.- Por extraño que nos parezca, antes de New 52 el Amo del Oceáno no era un auténtico atlante. Siempre ha sido su "medio-hermano" humano, primero como hijo del farero que crió a Arthur y luego como un rival amoroso del atlante cuya enemistad fue "un paso más allá". Su supervivencia bajo el agua siempre dependió de su traje especial, incluso después de ser "mejorado" por Nerón tras Underworld Unleashed. En Tierra-53 hemos decidido establecer que utiliza un elemento ya presente en la mitología de Aquaman (un viejo brebaje atlante que permitió a sus habitantes sobrevivir bajo el mar después de su hundimiento hace milenios-ver Atlantis Chronicles #02 (1990)- y que, debido a su uso continuado, terminó por alterarles biológicamente para sobrevivir en las profundidades) para explicar sus "adaptabilidad " al medio submarino.
4.- Los Auratis son una serie de tribus bárbaras que habitan tambien en las profundidades (ver "La Espada de Atlantis"). Hay algo más que Poseidonis o Tritonis debajo del mar.
5.- Anfititre es la diosa griega del mar tranquilo y consorte de Poseidón.
6.- Vale, aquí nos hemos tomado "algunas libertades". Ciertamente existe un titán mitológico llamado Océano pero todo el tema de la corona es de "cosecha propia".

5 comentarios :

  1. Tras el regreso del Amo del Océano con el que nos sorprendió Guillermo Moreno en el final del primer número de esta nueva serie de Tierra-53, en esta segunda entrega toca dar algunas explicaciones, y de hecho, el autor lo consagra casi por completo a esta tarea mediante una larga charla entre Aquaman y Orm, en el que éste nos cuenta multitud de cosas interesantes, tanto de lo ocurrido desde la última vez que lo vimos (en el Especial Imperio dedicado a Aquaman), como de lo que está por venir.

    La aventura se pondrá en marcha en el tramo final del número con una alianza forzada, de ésas que resultan tan incómodas a los protagonistas, pero tremendamente interesantes a los lectores, y como no podía ser de otra forma, el episodio concluye con un buen "cliffhanger" que nos emplaza a leer el número 3.

    Es posible que el número peque de poco movido y de dedicar casi todo su espacio a una larga conversación cargada de información, pero lo cierto es que hay ocasiones en que estas cosas hay que hacerlas así, y que antes de arrancar una aventura se debe ofrecer al lector todos los datos necesarios para que éste pueda entender lo que viene a continuación, así que mientras que se haga bien y resulte ameno (como es el caso), por mí no hay problema.

    En definitiva, creo que Guillermo tiene muy bien encaminada esta serie, la amenaza que plantea resulta muy atractiva y la interacción entre los personajes, sin duda un aliciente más para su lectura.

    ¡Hay que leer Aquaman! :D

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    1. Muchas gracias por lo que me toca, colega. Si, el cliffhanger fue dejado allí con una intención, lo aprendí de cierto colega de esta pagina. Me alegra que el capítulo fuese ameno a pesar de carecer de acción, el próximo será movido y lleno de de invitado especiales.

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  2. Recuerdo hace un tiempo haber criticado los fanfictions de Guillermo por el escaso espacio que le dedicaba a sus villanos. En este caso parece haber tomado nota de ello y le dedica el capítulo en exclusiva a los rivales de nuestro acuático héroe, aunque uno de ellos parece que va a cumplir una función totalmente diferente a la esperada. Del mismo modo que Geoff Johns desarrolló a Siniestro en el final de su etapa de Green Lantern, Guillermo ha decidido convertir al pirata y terrorista Amo del Océano en una especie de “antihéroe” subacuático en una incómoda alianza con su mayor rival con el fin de derrotar un mal mayor. Esta jugada puede ser muy interesante a la par que peligrosa, ante la posibilidad de "desdibujar" al villano al no saber transformar sus viejas y bien-definidas motivaciones en otras más ambiguas que justifiquen su nuevo proceder. Un aliciente más para seguir de cerca esta serie que, teniendo el autor que tiene, debe de ser una de las fijas siempre que aparezca…

    Respecto a la portada, Jose Baixauli nos ofrece otra muestra de su estupendo buen hacer. No podemos más que sentirnos afortunados de que siga colaborando con nosotros…

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    1. En efecto, tome nota de eso. Ultimamente tomo nota de las criticas que se me hacen, pero sobre todo las que le hacen a los demás. Creo que es la mejor forma de aprender. Tengo intención de hacer de Orm un antiheroe, que tenga con su hermano una relación amor-odio como Batman y Joker. Tomo nota sobre ese riesgo, tratare que no ocurra.

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  3. Un muy interesante número, en el que apenas se nota que la acción esta parada durante casi todo el capítulo para darnos aquella necesaria información.
    Personalmente me gusta mucho como se esta llevando a Orm, y como dudas a cada paso que da sobre sus intenciones. Mientras los lectores sigamos a ciegas sobre el siguiente paso del villano significará que Guillermo está haciendo un excepcional trabajo.
    Nos deja con muchas ganas del número tres, a ver como se sigue desarrollando la relación entre los hermanos.

    En lo referente a la portada creo que es genial, no solo se nota que es submarina, sino que tiene una especie de toque que no se como llamar, ¿pin up o de serie b? que le queda genial al número. Me gustaría ver al hombre langosta dibujado con este estilo jaja

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