Flash nº 13

Titulo: Asalto a Iron Heights (II)
Autor: Nerocles
Portada: Roberto Cruz
Publicado en: Mayo 2010

¡Continúa el asalto a Iron Heights! La Galeria de Villanos han tomado la prisión de Keystone y sólo Flash puede evitar que cumplan su cometido y rehagan al malvado grupo. Un momento... ¿acaso Flash es el único velocista que está dentro de la prisión? ¡Descúbrelo leyendo!
Atrapado en un extraño accidente, al adolescente Wally West le alcanzó un rayo que lo bañó en una curiosa mezcla de productos químicos. Como a su mentor, su tío Barry Allen,  se le concedió el don de la súper velocidad. Tras la muerte de su antecesor, y tras años de entrenamiento como Kid Flash, Wally ha heredado la identidad del velocista escarlata. ¡Hoy porta el legado del hombre más rápido del mundo! Hoy Wally West es...
Wally West creado por John Broome y Carmine Infantino


En números anteriores: Heatwave, al absorber un compuesto experimental de origen militar, se desestabilizó mentalmente, generando graves problemas hasta sus compañeros. Con la ayuda de The Flash consiguieron detenerle tras una incómoda alianza temporal, pero ahora está preso y enfermo. La Galería de Villanos, en un intento por volver a los viejos tiempos y curar a su compañero, se han adentrado en Iron Heights para liberar a los cautivos y reagruparse.



[The Flash]

Uno sólo puede amar y odiar a la vez a Iron Heights. Si eres de la ciudad, comprenderás enseguida que no quieres tener un caldero de seres súper poderosos a tiro de piedra de tu casa. Mucho menos si las piedras que pueden levantar algunos son el doble de tu casa. Por otra parte te puedes sentir orgulloso. Es en TU CIUDAD donde esos criminales encuentran su castigo. El lugar donde pueden ser encerrados. Entonces me detengo y como cada ciudadano de a pie, no sé si alegrarme o enfadarme al ver el mastodonte de acero y violencia que es la penitenciaría a cargo de Wolfe. Bienvenidos a Iron Heights.



[Iron Heights]

El personal de seguridad de la prisión, aproximadamente unos noventa hombres, repasaba las instrucciones que habían recibido para días como éstos. Ellos eran humanos, sin ningún tipo de habilidad especial. Sus cautivos podían hacer temblar una ciudad o cambiar el clima a voluntad. El jefe de escuadrón se dirigió a ellos:

-Recordad, el fuego letal está permitido en una situación como esta. Se aconseja que intentemos devolver a los cautivos a sus celdas de la forma menos violenta posible, pero si esos hijos de puta no juegan limpio, nosotros tampoco. Esto no es una caza, tenemos todas las de perder, así que no os hagáis los héroes porque tengáis permiso para disparar. Los que estéis en vuestro sano juicio sabréis que el objetivo de éstas directrices es intentar sobrevivir, no quitar vidas. Ahora pasaré a explicaros cómo nos dividiremos y avanzaremos por cada sección de la prisión, ¿Alguna cuestión previa?

Alguien levantó la mano. Alguien demasiado joven para verse en aquel embrollo.

-Si, señor. Una pregunta.

-¿Cómo te llamas hijo? –preguntó el jefe-

-Owen Mercer [1], señor. La pregunta es ¿Todos los presos del registro están libres?- preguntó temblando-

-No todos, por fortuna. En algunos casos la energía auxiliar ha mantenido cerradas muchas puertas, pero es sólo cuestión de tiempo que el caos se extienda y empiecen a abrir cerraduras. Recordad que aunque no todos son metahumanos la escoria sin poderes que viene aquí es la peor, así que aplicad el mismo reglamento. Ni parpadeéis.  En cuanto al plan de acción, nos dividiremos en tres grupos. El grupo uno, comandado por mi mismo, intentará llegar a los generadores auxiliares de refuerzo, aquellos que mantienen los muros sólidos frente a ataques metahumanos. Los otros dos grupos se dirigirán a las entradas  delantera y trasera para taponarlas. Los grupos no serán de treinta personas.

El Alcaide Wolfe hizo acto de presencia. Tras el jefe de seguridad su silueta empequeñecía ahora a todo lo demás en la habitación abarrotada.

-Algunos de vosotros se quedarán aquí, conmigo. El que no esté dentro de ningún grupo tiene la misión de abastecer al resto, ya sea con munición o apoyo táctico. Señores, las defensas automáticas están de nuestro lado en esta pequeña contienda. La alarma ya ha sido dada, por lo que en breve llegarán refuerzos. Simplemente aguanten vivos hasta entonces ¡Ahora MARCHAOS!

Todos obedecieron la orden del Alcaide y pronto la habitación quedó casi vacía, tras haber sido divididos los grupos por el jefe de seguridad. Tan solo estaba él, junto con seis hombres más. Tenían allí cámaras de seguridad y equipo extra. Veían todos los movimientos de sus compañeros y podían advertirles de peligros que pudieran encontrar en el camino. La situación era fea, pero a ojos de Wolfe, podría ser peor. Aun conservaban cierta ventaja táctica.



Fuera, los coches patrulla comenzaban a llegar. Se veían a lo lejos aun, pero lo llamativo era la estela roja característica de Flash, rodeándolos y adelantándolos. En cuestión de un segundo escaso iba a llegar a la prisión y entonces ¿se acabarían los problemas? No tan fácil, pensó Plunder2. La Galería de Villanos actuaba como uno solo y habían dispuesto que, tarde o temprano (más bien temprano) Wally haría acto de presencia. Irremediablemente no podrían evitar que entrara, pero seguro podrían causarle algún problema antes.

Plunder rápidamente calculó la trayectoria del velocista y adivinó su situación. Esa parte a él no le importaba tanto. Mirror Master había preparado un reflejo de los villanos justo en la entrada. Esas copias baratas no le durarían mucho a Flash, pero le darían al francotirador tiempo suficiente como para efectuar la primera etapa de su propio plan. Cuando supo que Flash quedaba ya a la puerta, disparó. La bala, en principio normal, pero de un calibre gigantesco, se dividió en cuatro. Disparada al cielo, cada uno de los fragmentos desprendidos acabaron por rodear la prisión, que rápidamente se vio envuelta por una muralla helada. Cortesía de Snart3, adaptado por el inigualable Plunder, balbuceó el francotirador. Los polis tardarían un buen rato en atravesar la barrera, tiempo suficiente para la huída de los villanos. Flash ya estaba dentro, pero eso claro está, era inevitable.


Viga y Magenta caminaban juntos por un pasillo de Iron Heights. Al acorazado sentía placer en compañía de la dama, que mantenía su cuerpo en perfectas condiciones, aunque la última vez que se encontraron las cosas no habían ido del todo bien. Ésta vez, aunque la pava estaba muy buena no se la jugaría. Pasaron por delante de la celda del doctor Amar, pero el Snart les había comentado que un individuo como él era demasiado peligroso como para jugar en equipo. Pasaron de largo. Podían oír mientras caminaban cómo la pistola de Captain Cold frenaba balas en el aire, algún espejo de Mirror Master romperse e incluso la estúpida risa de Trickster. Tenían que darse prisa.

-¿Qué tal éste?-preguntó Viga, mirando el nombre escrito en una puerta-

-“Joseph V. Monteleone”-leyó Magenta, que seguidamente con un simple gesto arrancó la puerta-. Tu hermano es el Confitero, ¿Quieres unirte a nosotros?

La chica no había liberado al preso aun. Mantenía los barrotes especiales que contenían el asfalto sobre el que Joseph había enfocado sus poderes mentales, dándole forma corpórea y haciéndose llamar Tar Pit. Ella esperaba una respuesta positiva o, al menos, educada.

-Si me sacáis de aquí, estaré encantado de ayudaros en lo que me pidáis.

Aquello había sido lo suficientemente agradable.

-Sigamos -ordenó la chica-. Debemos volver al punto de reunión antes de una hora si queremos salir de aquí ilesos, así que démonos prisa.

-¿Dónde está el resto de colegas? – preguntó Tar Pit-

-Tienen trabajo que hacer. En realidad han venido por el Doctor Alchemy, nosotros somos los extras de ésta obra. Aquí, “Jeremy Tell”. ¿Qué opináis chicos?¿Le dejamos jugar?-nuevamente, con un movimiento de su mano, la puerta fue arrancada violentamente. De la oscuridad de la celda emergió una baraja que, volando, rodeó a los tres villanos al otro lado del umbral.

-Estaré encantado de jugar con vosotros. Precisamente, jugar es lo mío. Soy Doble o Nada, mucho gusto.



-Das un poco de asco, colega – comentó Tar Pit, a lo que Viga sonrió-.

-Vosotros no tenéis mucho mejor aspecto señor trozo de barro y trozo de hierro.

-Si no es mucha molestia para vuestra hombría, sugeriría seguir.


Capitán Frío, el Hechicero del Clima y Trickster se deshacían de los seguratas tan rápido como podían. Aunque no les importaba matar, intentaban congelarlos o dejarles fuera de juego rápidamente, sin heridas mortalmente engorrosas de por medio, aunque Trickster esto parecía no entenderlo del todo, algunas de sus bombas y artilugios de broma habían arrancado ya alguna mano, cuando no algún brazo, y entonces él reía.

-Desmond tiene que estar por aquí – mencionó frío, que se vio interrumpido por una nueva oleada de balas. Todos habían sido pillados desprevenidos, los disparos procedían desde la esquina, por lo que no podían herir directamente a sus atacantes. No importaba. La pistola de Snart congeló los proyectiles al vuelo, mientras el Hechicero se encarga de que no llegaran más, creando un vendaval que hacía imposible que ninguna mano asomase con intencionar de disparar.

-Esto les mantendrá entretenidos de momento, es ahí – señaló Mardon, que ya había estado en Iron Heights tras ser apresado cuando fue a buscar a su hijo, Josh4-. No parece que haya ningún zumbido – comentó-, ¿Se ha desactivado su seguridad?

-¡SACADME DE AQUÍ!¡POR FAVOR! – todos miraron a un lado, unos pasos más allá de la celda del Dr. Alchemy. Se trataba de la cloaca que mantenía al viejo Capitán Boomerang cautivo, que no venía a ser mas que un hombrecillo histérico con una peculiar habilidad a la que, precisamente entonces, no podía dar uso- ¿Habéis venido por mí?

-No exactamente –contestó Trickster, que vio cómo Snart lo miraba muy seriamente. Luego desvió la mirada hacia la puerta, dándole a entender algo que comprendía perfectamente-. Aunque eso no supone un problema si puedes venir con nosotros fácilmente.

El alocado villano se acercó y sacó una especie de reloj verde algo más pequeño que su mano, de forma que podía sostenerlo fácilmente. Lo acopló magnéticamente a la cerradura y le dio un par de vueltas a las manecillas sin ningún tipo de orden o lógica.

-Esperad un segundo.

Las manecillas giraron en sentido inverso, volviendo a su posición inicial, cayendo entonces el artefacto, tras lo cual la puerta se abrió acompañada de un chirrido, dejando ver a Harkness con sus ropas de Capitán Boomerang, pero sin sus preciados instrumentos arrojadizos.

-Mantente detrás nuestro – ordenó Frío-. No tenemos tiempo de ir por tus juguetes, te equiparemos una vez estemos a salvo. No obstante… - dijo agachándose y recogiendo una pistola caída- supongo que tu puntería no debe ser tan mala aun con un arma de fuego. Si ves a alguien dispuesto a molestar, dispara.

En aquel momento el reflejo de una de las zonas que el Capitán había helado cambió, dejando ver a dos rostros conocidos. Mirror Master no tardó en empezar a hablar, Plunder estaba a su espalda.

-Nuestro tirador aquí presente ha activado el campo de contención. West ya está aquí, no deberíais tardar mucho en verle, daos prisa en sacar de ahí a Alchemy lo antes posible, os espero.

Snart no se inmutó demasiado ante el mensaje.  Estaban ante la puerta del buen Doctor Alchemy y se disponía a destrozar la cerradura a su estilo.

Asomaron entonces dos nuevos guaridas de seguridad, ésta vez desde la dirección en la que habían venido los villanos. Owen Mercer, junto con tres compañeros más, levantaron sus armas, a lo que Harkness rápidamente respondió, haciéndoles retroceder y ocultarse  tras una escalera metálica.

-Será mejor que suelten sus armas y se rindan – anunció dando un grito-. De lo contrario nos veremos obligados a…

-Oh, cállate – el Hechicero levantó su mano, en la que sostenía su varita, dispuesto a usarla, pero Boomerang le detuvo.

-¿Owen? ¿Eres tu? –preguntó Harkness-

El chico se asomó, no parando de apuntar con su pistola.

-Capitán Boomerang, ríndase ahora y…

-No  voy a hacerte daño chaval. Yo no – dijo el villano bajando el arma como muestra de buena fe-.

-¿Qué coño es esto Digger? –preguntó el Capitán Frío- ¿Esa celda te ha dejado gilipollas? ¡Dispara!

-No, no puedo. Ese chaval es mi hijo.

Todos se callaron, incluido Owen, que quedó paralizado ante el comentario del villano. Sabía que era adoptado pero, ¿Aquel viejo villano era su padre?

-Para mi sólo es un poli más y sus amigotes nos están apuntando, se acabó – Trickster lanzó una bomba contra los compañeros de Mercer, que querían aprovechar la situación para capturarles. La explosión los calcinó a los tres instantáneamente, a excepción del que más sorprendido estaba, que había desaparecido-. ¿Dónde se ha metido?

-No importa yo… ¿Tenemos prisa o qué? – intentó desviar la conversación Boomerang-

-La tenemos – Frío congeló la puerta modulando su arma, haciendo el hielo quebradizo. Seguidamente golpeó con su pierna derecha haciéndola añicos sin demasiado esfuerzo.

Todos se asomaron ante el extraño aroma que emanaba de la habitación. El Doctor Alchemy permanecía al fondo, casi en una completa oscuridad que sólo era interrumpida por una luz blanca sobre su cabeza, que le ayudaba a leer un viejo libro que tenía sobre sus manos. Alchemy miró a todos con cierto desprecio y luego les dedicó una sonrisa, sin decir nada.

-¿Haría el favor de venir con nosotros Doctor? Uno de nuestros viejos amigos necesita su ayuda.

-¿Qué sucede? – les preguntó sepulcralmente-

-Heatwave está en problemas. Una droga… algo extraño que los malditos soldados le hicieron le come por dentro. Ya no es el que era. Pensamos que usted podría ayudarnos a recuperar a nuestro viejo camarada.

-Tendría que verle más detenidamente, examinarle. Si es que queréis una solución.

-Por eso hemos venido – contestó Snart, quitándose sus gafas en un gesto de cortesía y súplica, o al menos eso pensaba él-. Está intratable, es imposible traerlo aquí sin llamar demasiado la atención o herirnos nosotros. Tenemos que sacarte de aquí Doc para que puedas ayudarle.

En aquel momento todos lo sintieron. El viento cambió y al mirar a sus espaldas, estando ya listos, vieron como Flash aparecía ante sus narices.

-Parece que tendremos que mancharnos las manos de verdad – dijo Trickster-.

-Es un placer verte desde el otro lado de los barrotes, Wally ¿Me echabas de menos? –aulló Boomerang.

-No sé que estupidez es ésta chicos, pero creo que ésta vez me habéis ahorrado el tener que llevaros a prisión. Gracias.

Los villanos al unísono pensaron en el tamaño de aquel pasillo. Se fijaron en la iluminación e intentaron acertar el grosor de los muros. Pese a que tenían un plan, ninguno sonrió. Esperaban a Flash, pero sabían por experiencia propia que eso no significaba ganar. La mayoría de ellos sabía que lo necesario para ganar a Flash era estar preparado. Podían congelar edificios enteros, convocar tornados con el movimiento de su mano o viajar de una dimensión a otra con un simple parpadeo. Pero en el tiempo que ellos hacían todas esas cosas, el corredor ya podía haberte desarmado, encerrado en prisión y tu no te darías cuenta.

-¡Lo que hablamos, AHORA! –ordenó Frío- Boomerang, saca a Alchemy de aquí y dirígete al pasillo 23, ¿Sabes dónde está?

-Creo que si – contestó-.

Durante la conversación Trickster había dejado sobre la palma de su mano unos extraños polvos de color amarillento. El Hechicero rápidamente se encargó de esparcirlos, primero con una brisa suave, pero luego la velocidad de sus vientos fue en aumento, sabiendo que sería necesario para frenar al héroe.

Flash pudo esquivar con facilidad las primeras motas de aquel polvo, pero la amplia cantidad que se disipaba en el aire le impidió seguir con ésta táctica. En cuestión de un segundo entró en contacto con aquella nube dorada del joven bromista. Flash se retorció en el suelo, siendo arrastrado al mismo tiempo por el viento del Hechicero, que no cesó ni aun cuando le habían perdido de vista.

-¡Polvos de Espasmos!-gritó Trickster, esperando que le escucharan-. Son geniales para una fiesta o para generar un accidente en cadena si los sueltas en una autopista, pero te va a doler amigo, te va a doler mucho.

Rápidamente el Capitán Frío moduló su arma otra vez y se dispuso a lanzar una ráfaga amplia. Un fulgor de luz azulada se había formado frente a los tres villanos que quedaban en el pasillo, conformando un muro semitransparente, que en realidad dejaba algo borroso la visión del otro lado.

-Ese muro de frío detendrá a Flash algo de tiempo – explicó el Capitán-. Mi arma no llena de hielo las cosas como Mr.Freeze, si no que ralentiza el movimiento de las cosas, el congelarlas es un efecto natural… secundario. Ahora podemos irnos.

Boomerang y Alchemy les llevaban un minuto escaso de ventaja, aunque ellos iban corriendo ya. El Hechicero del Clima, Capitán Frío y Trickster les siguieron los pasos. Otra cosa que aprendían los villanos de Flash era correr. Nunca lo suficiente rápido, dijo alguna vez el Amo de Espejos original, que curiosamente era el que menos tenía que correr gracias a su habilidad para ocultarse en cualquier reflejo, pero a fin de cuentas una gran verdad.

Snart repasaba su plan constantemente. El Pasillo 23 era su vía de escape. Habían preparado específicamente un espejo en aquel lugar para poder salir, con sistema de seguridad activados o no, de forma que la huída estaba garantizada siempre y cuando llegaran al sitio correcto. Pronto se dieron cuenta que aquello no sería tan fácil.

-¡Deteneos! – dijo una voz dos metros detrás de los tres villanos que iban en segunda fila, justo en una cruceta de pasillos que habían atravesado un segundo atrás y donde se habían asegurado, no había nadie-. Conozco bien ésta prisión, mejor que vosotros. No os vais a ir de rositas.

El mismo segurata que el Capitán Boomerang había dicho que era su hijo, pensó el Hechicero del Clima ¿Cómo había llegado hasta ahí? Mardon conocía también éstos pasillos y los había repasado en su plan de huída, se necesitarían veinte minutos a pie para dar un rodeo así y el chaval había tenido escasamente cinco minutos.

-Chico, si de verdad eres el hijo de…

-Cállate Mardon  -gruñó Frío-. Baja el arma o muere, no tenemos tiempo para éstas tonterías.

-¡Rendíos! – gritó con valor.

Snart alzó su arma, dispuesta a dejar una nueva estatua helada. Su puntería era buena, no estaba al nivel de Plunder, obviamente, pero con los años había aprendido a sacar el máximo partido a su equipo. Supuestamente no podía fallar. Sin embargo lo hizo. Cuando el rayo debió haber colisionado con Owen Mercer en realidad se perdió en los pasillos de la prisión, se extinguiría al cabo de unos segundos o impactaría contra cualquier objeto. Como fuera, el chico no estaba allí, como había sucedido antes, cuando Trickster lanzó sus bombas. Había desaparecido ¿O no?

-Sólo os lo diré una vez más ¡Dejad vuestras armas!

El Capitán Frío, aun asombrado y viendo que el chico había aparecido justo a dos metros del lugar donde estaba antes, volvió a repetir el disparo, pero ésta vez alejó el arma de su cara un poco más, ya que el gran destello que ésta emitía, en parte, solía cegarle un poco, por lo que tenía que usar sus extrañas gafas para filtrar algo de luz. Nuevamente Owen esquivó el tiro, pero ésta vez Snart se había dado cuenta del truco.

-Mardon, viento y rayos, no tenemos tiempo para ocuparnos de un velocista más.

El Hechicero del Clima obedeció y aunque el joven guardia de seguridad intentó volver a usar sus recién descubiertos poderes de velocidad, no sirvió de nada. La fuerza de la naturaleza generada por la varita del Hechicero lo catapultó decenas de metros hacia atrás, aunque tenía suerte de que ninguno de los rayos, que no habían alcanzado una gran longitud, no colisionaran con él.

-¿Has dicho un velocista? – preguntó Trickster-

-Eso he dicho. He podido ver su “estela”. No me parece tan rápido como Flash y por cómo estaba agitado, diría que no está acostumbrado a usar esa habilidad, pero sin lugar a dudas no era ninguna gilipollez de teletransportación. Sin lugar a dudas era pura velocidad.

-¿Pero de quién coño es hijo ese mocoso? – preguntó el Hechicero, algo confuso.

-Boomerang ya nos dará las explicaciones, cuando haya tiempo. Ahora debemos salir de aquí.

Antes de poder seguir avanzando, la explosión de una pared hizo que Snart tuviera que lanzarse violentamente rodando por el suelo, esquivando la lluvia de piedras procedente del derruido muro. Trickster tuvo más suerte, sacó un gran pañuelo y lo agitó frente a él, capturando los trozos más grandes que de otra forma le hubieran golpeado directamente. Pronto tuvo que soltarlo debido al peso que había acumulado (pues aquel artilugio servía simplemente para atrapar cosas, pensando especialmente para hacer tropezar a Flash), por lo que repitió el gesto de su líder y se lanzó al suelo, cubriéndose la cabeza para protegerse de pequeños impactos secundarios. El Hechicero del Clima fue el que menos se inmutó. Instintivamente activó su varita y una bolsa de aire se formó frente a él, rebotando hacia los lados cualquier posible peligro físico.

-Volvemos a empezar – se oyó la voz de Flash, que había vibrado a través de la pared para llegar un segundo antes al lugar al oír a través del muro la reyerta entre los villanos y Owen, no podía perder ni un segundo, que seguramente era el tiempo que hubiera necesitado para recorrer los pasillos hasta dar con ellos tras no aventurarse a atravesar frontalmente el muro 0 del Capitán Frío.

Trickster, al oír esto, desde el suelo, intentó volver a probar suerte con sus polvos de espasmos pero Wally rápidamente, recordando el dolor que aquel endiablado chico le había provocado, comenzó a girar su brazo izquierdo para crear un pequeño viento. Los polvos salieron volando en la dirección contraria y filtrándose a través del traje de Trickster, le hicieron probar su propia medicina en algunas partes de su cuerpo. No podría olvidar en algún tiempo el dolor producido por su propia jugarreta aplicada directamente en la cara de forma masiva. El chico se retorcía en el suelo de dolor, gritando de forma horrorosa. Uno fuera, pensó Flash.

Si el Capitán Frío no pensara tan rápido, no se habría mantenido con vida tanto tiempo. Se rodeó de un campo de frío, protegiéndose de un ataque directo de Flash, observando la situación. El Hechicero del Clima hizo lo propio, aunque por los pelos. Se rodeó por un tornado, asegurándose un suministro de oxígeno, justo en el momento en el que Flash se disponía a golpearle en el pecho, pero la corriente de aire finalmente desvió su puño. Mardon sonrió.

-Demasiado tarde, Wally. Estamos en tablas.

El Hechicero y Frío sabían que esto no era así. Sólo era cuestión de tiempo que Flash aumentara su velocidad y consiguiera atravesar sus defensas y, una vez en sus manos, no podrían defenderse.

-¡Sigue atacando!

Snart reaccionó primero. En un segundo, con sus pistolas ya en alto, deshizo el campo que le protegía. En ésta ocasión envolvió a Wally en una esfera de frío, que ya comenzaba a ralentizarlo al tener su brazo atravesándola. Hizo esto en vez de congelar su cuerpo al saber que el chico era listo, en cuanto el saliera de su pistola, él comenzaría a moverse. El crear un campo así rodeándole a un metro de él sería lo único que le frenaría los pies. El Hechicero intuyó las intenciones de su compañero y comenzó a volar en dirección a él, cogiéndole por debajo de los brazos, arrastrándole.

-¿Nos vamos de aquí? –preguntó al tiempo que torcían a la derecha. Sostener su varita y agarrar bien a Snart le era un tanto complicado, aunque no iba a poner en duda su compañerismo-. Trickster, síguenos –ordenó Mardon al ver que el chaval iba ya andando a paso ligero, pero sin ningún rumbo definido.

Corrieron al menos treinta segundos. Trickster rápidamente había comenzado a usar sus botas especiales, que le permitían volar, siguiéndoles el paso sin llegar a convertirse en una carga. No obstante, el dolor que sus propios polvos le habían producido le hacían perder la concentración y en más de una ocasión, en el leve laxo de tiempo, chocó tanto las paredes como contra el techo.

-Déjame en el suelo, estamos lo suficiente cerca.

Así era. Volvieron a girar, ésta vez a la izquierda. Sobre sus cabezas varias armas de seguridad no letales, automatizadas, habían dejado hace tiempo de humear al ser destruidas. Era el primer lugar al que habían acudido al llegar a Iron Heights, todo estaba preparado.

Allí estaban todos apelotonados, con Mirror Master a la cabeza, enfocándoles con su propia pistola. La Nueva Galería de Villanos; Magenta, Viga, Doble o Nada, Plunder, el Doctor Alchemy, Tar Pit y el Capitán Boomerang. Por fin se unieron los tres recién llegados, sólo faltaba Heatwave. Frío sonrió al pensar que había conseguido sus objetivos. A la larga, habría otra fuga en Iron Heights y sus filas aumentarían. Pero de momento, estaba satisfecho. Con Alchemy a su lado conseguiría curar a su incendiario compañero. Se cerraría el círculo.

-Es el momento de irnos, ¿Nadie se queda atrás? Perfecto – comentó Mirror Master al ver a los tres últimos miembros del grupo avanzar hacia el tumulto-. Ahora, que nadie se mueva, imaginad que es una bonita foto de familia.

En aquel momento varios agentes de seguridad aparecieron en la dirección contraria por la que habían llegado Capitán Frío y los otros dos. Ante la gran cantidad de villanos que tenían frente a ellos, no lo dudaron, dispararon al instante. A medida que se oía el chasquido de los gatillos y la consiguiente explosión de pólvora, un brillo se formó frente a ellos, que quedaron cegados.

Flash, liberado medio segundo antes del campo del Capitán, llegó siguiendo sus pasos, encontrándose también con aquel brillo que él reconocía como uno de los efectos que a veces tenía el uso de los espejos de uno de sus villanos. Cuando todo se apagó, divisó las balas. Miró las caras de sorpresa de los guardias de seguridad con detenimiento, pudiendo ya intuir algo de incertidumbre al contemplar la estela escarlata. Seguramente pensaban que sus tiros habían fallado, estaban disparando al héroe en vez de al villano.

Sin embargo Wally sonrió. Utilizó sus poderes para robar la velocidad de las balas liberadas y con la palma de su mano las tiró al suelo, liberándolas de toda energía que pudiera hacerlas rebotar luego. Como quien deja caer una piedra pesada, el golpe fue seco.

-Tranquilícense señores. Creo que nuestra pequeña emergencia ya ha acabado. Para mal… más que para bien – dijo apesadumbrado por la huída de tanto villano-. Si Wolfe está aquí, creo que todos deberíamos comparar lo que nos ha pasado hoy aquí para tener una visión más ampia.


[EPILOGO PRIMERO]

Diferentes informes firmados por sus guardias de seguridad se acumulaban sobre la mesa del despacho de Gregory Wolfe. Aun no estaban todos. Varios de sus hombres habían sido heridos, algunos no podrían volver a escribir, otros no podrían caminar. Tardaría tiempo en tener todo el material que, sin lugar a dudas, varias agencias de seguridad, estatales y privadas, le solicitarían en los siguientes días.

Aunque la pérdida de prestigio de su prisión le molestaba, lo que más le incomoda era que, una vez, se había quedado sin saber quién era el gran hijo de puta que había acabado con la vida de su hermano. Todos aquellos criminales estaban ahora en la calle, libres, lejos de él…

En aquel momento una idea cruzó su mente. Entonces sonrió. Si algo le hubiera pasado a Viga durante su interrogatorio, su puesto pudiera haber corrido peligro. Sin embargo, ahora, los responsables de su pena estaban lejos de sus manos. Ahora podía tomar auténticas medidas.

Volvió a sonreír y al otro lado de su puerta, uno de los agentes de seguridad que entraba en aquel turno a trabajar creyó haber escuchado una leve risa.


[EPILOGO SEGUNDO]

Wally West entró a un bar cercano a la comisaría de policías. Iba a tomar una cerveza con Jared Morillo y Fred Chyre, los cuales colaboraban con él cuando la situación lo requería, siendo sus enlaces con la policía de Keystone. Sin embargo, mientras caminaba tranquilamente hasta la barra, se topó con una cara que había visto por primera vez aquel día, pero que le rondaba aun la cabeza. Se paró en seco y cambió el sentido de su marcha, disculpándose de los policías que le esperaban con un gesto de su mano y una amable sonrisa.

Se acercó a una mesa apartada, pequeña. Un solo hombre estaba allí sentado, mirando fijamente una cerveza intacta, que sólo servía para centrar su mirada.

-Hola, ¿Puedo invitarte a un trago? – dijo Wally-

-¿Perdón?

-Me llamo Wally West y…

-Sé quién eres, Flash. Pero me pregunto qué quieres.

-Eres Owen Mercer. He revisado las cintas de seguridad de Iron Heights hoy, tu estabas allí.

-Si…

-Déjame que te diga que has demostrado mucho valor al enfrentarte a esos villanos. Estabas en clara desventaja.

-No lo creo señor West, hoy han muerto algunos de mis compañeros. Incluso en mis narices, y no he podido hacer nada para evitarlo.

-Siento decirlo, pero no podías hacer otra cosa. Seamos claros Owen, tienes velocidad, ¿te has dado cuenta hoy?

-Si… ha sido mas bien… casualidad. Cuando he visto la explosión del cabrón de Trickster el mundo se ha detenido a mi alrededor. Sólo quería irme y era como si mis pies supieran en qué dirección correr. Pero además…

-¿Qué te dijo el Capitán Boomerang? – preguntó Wally, anticipándose para sorpresa del chico a lo que estaba de decir-. En la grabación él se sorprendía al verte. Todos se sorprendían por lo que decía él. Una pena que no hubiera sonido en esas cintas.

-Si lo pudiera mantener en secreto… se lo agradecería.

-Siempre y cuando no sea un problema para la seguridad de Iron Heights, chaval.

-Dijo que era mi padre.

Ambos se callaron, generando un momento incómodo. Owen dio un trago a su cerveza, que le pareció demasiado caliente ¿Cuánto tiempo llevaba ya allí? Comenzó a preguntarse.

-Bueno… no sé que decir sobre eso. De momento tu secreto, el de tu padre, estará a salvo conmigo. Seguramente, al ser un trabajador de una prisión estatal, te pregunten sobre tus poderes, pero quiero encargarme de esto personalmente, así que meteré mano.

-¿Cómo dices?

-Creo que eres un velocista, Owen. Y deja que te diga una cosa, los velocistas siempre permanecen juntos.

[EPÍLOGO FINAL]
[Hace horas]

Los villanos aparecieron en su guarida. Algunos ya la habían visto, otros no. Algunos, como el Capitán Boomerang, rápidamente se pusieron a demandar una equipación nueva, acusando que sólo necesitaba algo de dinero, que él sabría conseguirla, aunque rápidamente el reclamo de poder dormir en una cama cómoda hizo que se olvidara de sus demandas unas cuantas horas. Otros, simplemente se tumbaron, sabiéndose libres después de bastante tiempo entre rejas.

Leonard Snart, que se había erigido como líder de aquella formación, aun a pesar de sus heridas, sobre todo por el muro que Flash hizo explotar, no tardó en reclamar la presencia del Doctor Alchemy.

-Yo no soy uno de tus villanos, Snart – dijo Alchemy rápidamente cuando vio al Capitán dirigirse hacia él-. Cuidado con lo que dices.

-Por supuesto, sé que no eres como el resto, Desmond. Pero te suplico que nos ayudes, ¿Curarás a Heatwave?

FIN

1 Si has seguido el Universo DC en los últimos años debes saber quién es. Si no lo sabes, espera  a que la serie siga avanzando.
2 Aparecía en el número #11 de la colección como miembro de la Galería, pero no en el anterior, fallo mío. Pero ¡Eh! Aquí sigue, es que estaba en la retaguardia.
3 Verdadero nombre de Captain Cold.
4 Podéis leer la historia en castellano en Flash: El Primogénito (Norma Editorial).

1 comentario :

  1. Showcase #7-9:

    Estos tres números vienen a conformar la primera saga de la que debería haber sido una nueva y larga etapa a cargo de Nerocles, que sin embargo, con la marcha de este autor, se ha quedado en prometedor inicio (junto con un número más que reseñaré más adelante).

    Nerocles empezaba a lo grande, recuperando a la Galería de Villanos en una aventura llena de acción que daba el pistoletazo de salida con una alianza interesada de Flash con sus villanos más veteranos para tratar de curar a Heatwave (#7), que seguiría a continuación con el Asalto a Iron Heights (#8-9), donde no sólo seguirían buscando la cura de su compañero (ya sin la ayuda de Flash; más bien todo lo contrario), sino que además aprovecharían para engrosar un poco más sus filas. Además, el autor aderezaría el conjunto con una subtrama que implicaba a un desconocido hasta ahora hermano del Alcaide Wolfe, y al margen, presentaría en nuestra continuidad AT al hijo velocista del Capitán Boomerang que en los cómics sustituyó a su padre en la Galería de Villanos... hasta que dejó de sustituirlo.

    En definitiva, una historia sólida, con buen desarrollo y tratamiento de personajes, que sobre todo transmitía la idea de que esto no era más que el principio, y que aún faltaba mucho por contar respecto a todos estos personajes.

    ResponderEliminar