Escuadron Suicida: Especial Imperio

Título: La conjura de los Villanos
Autor: Jose Luis Miranda, Gabriel Romero y Jerónimo Thompson
Portada: Raul Peribañez
Publicado en: Julio 2008

Son los peores enemigos de la humanidad. Arden de odio y venganza contra los superhéroes. Juntos forman el mayor equipo de supervillanos jamás visto desde las Crisis. Pero ahora están en el bando de la ley.


Prólogo: El Señor Angle

El señor Angle había sido teniente en la Guerra del Golfo. Cuando el ejército le expulsó por torturar a prisioneros, puso sus habilidades al servicio de empleos que se encontraban fuera de la ley. Así, se convirtió en un asesino a sueldo, traficante de drogas y armas, e, incluso, proxeneta. Todo ello le había hecho un perfecto conocedor de los bajos fondos de más de veinte ciudades americanas y, sobre todo, un especialista en conseguir, como a él le gustaba decir, lo necesario para lo que hiciera falta.

Su primer encuentro con Luthor cambió su vida. Luthor necesitaba a alguien que hiciera desaparecer ciertos documentos comprometedores y Angle lo hizo. Así ganó la confianza del entonces Director de Lexcorp. Poco a poco fue escalando peldaños en la organización de Luthor y recibiendo encargos de mayor importancia. Angle sustituyó sus uniformes de campaña por carísimos trajes de las mejores firmas de ropa americana y europea. Nunca repetía el mismo traje. Cada día estrenaba uno nuevo y los antiguos los donaba a diferentes entidades. Cuando Luthor dejó Lexcorp y accedió a la presidencia Angle se trasladó con él a Washington.

Sin embargo, la confianza de Luthor se estaba empezando a resquebrajar y eso era peligroso. No en vano, él había asesinado a antiguos colaboradores del presidente. Nadie le aseguraba que no pudiera correr parecida suerte. Realmente los últimos trabajos resultaban un completo fracaso. Primero, el laboratorio para crear meta humanos. Todos los hombres que se sometieron a experimentos murieron enseguida excepto uno que murió a los pocos días y casi llevándose a la ciudad con él. Después, organizó el retorno de Metallo para que matara al Hombre de Acero. Otro fiasco, Superman resultó ser demasiado duro. Por último, había dirigido, junto con Laverne, la operación Thaganariana, que tampoco obtuvo los resultados pretendidos. Por tanto, aunque no es que fuera él el culpable directo de dichos fracasos, sabía que se le acababa el crédito con Luthor.

Este nuevo cometido era, sin duda, su última oportunidad. Tenía el encargo de reunir un ejército con los más poderosos supervillanos de la Tierra. Para convencerlos, muchos millones de dólares desviados de los presupuestos estatales.


Capítulo 1: Los Protocolos Iron.

<Angle recordaba cuando hace meses sacó de la cárcel, con una fianza millonaria, a tres genios de la inteligencia artificial: el deforme Ivo mitad humano, mitad reptil, creador de Amazo, un androide con los poderes de la Liga de la Justicia; T. O. Morrow, también enemigo jurado de la Liga; y el profesor Sivana, némesis del Capitán Marvel. Luthor les ofreció la posibilidad de que colaboraran para crear en serie las mejores máquinas de guerra. Unos robots con capacidad de decisión y poder brutal. El proyecto ilusionó a todos. También convenció a Will Magnus para que participara. Magnus era el creador de los Metal Men y estaba atrapado en un cuerpo robótico. La tecnología de Lexcorp clonó un cuerpo humano y logró que Magnus fuese humano de nuevo. Pero, aunque se involucró en el proyecto, era evidente que pronto sintió rechazo hacia esas máquinas brutales de combate. El quinteto de científicos se completó con Winslow P. Schott, más conocido como el Juguetero. Aunque asesino de niños, mentalmente perturbado, de carácter sombrío y poco hablador, se convirtió en un complemento perfecto al proyecto de los Iron.

Reunir a estos cinco no fue difícil. Ahora comenzaba la verdadera complejidad de la misión. Entre los villanos que tenía que reunir se encontraban algunos de los más poderosos y de los más locos del planeta. Podían perfectamente, en caso de rechazar su oferta, terminar con su vida.


Capítulo 2: Deahtstroke

Angle estaba esperando en el oscuro callejón. Se suponía que allí aparecería Slade Wilson, uno de los hombres más peligrosos en la faz de la Tierra. Deahtstroke, el Exterminador podía utilizar un 90% de su capacidad cerebral, esto le confería unos reflejos sobrehumanos. Sería capaz, por ejemplo, de percibir y golpear a Flash en plena carrera. Además, su fuerza había sido aumentada, su agilidad no tenía rival, su destreza en las armas era inmensa y sus dotes de mando incuestionables. A pesar de ser tuerto, era el perfecto líder de combate de este grupo. Sus principales enemigos habían sido los Titanes.

Angle encendió un cigarrillo y cuando aspiraba la primera bocanada de humo un cuchillo se lo cortó de improviso. Angle sacó su pistola del interior de la chaqueta e intentó buscar a su atacante. Alguien a su espalda le tocó el hombro. Angle se giró rápido y nervioso. Allí estaba Wilson, con su traje azul-naranja, en la espalda una espada, pistolas en las cartucheras y un bastón energético. Era impresionante. Angle miró a la máscara negra y naranja de Deahtstroke, que no ocultaba que sólo veía de un ojo, y le habló:

- Joder, Slade. Nada de esto era necesario.

- Hola, Angle. ¿Para quién trabajas ahora?

- Para el que más paga.

- Bueno, mi tiempo es oro. Tú dirás. ¿qué hacemos aquí?

- Seré breve. Mi cliente quiere que dirijas una fuerza de supervillanos que acabe con unos cuantos superhéroes.

- Mi tarifa es cara. Y puede subir mucho dependiendo de qué superhéroes vayamos a matar. No es lo mismo matar al Átomo que a Superman.

Angle sacó un ordenador de bolsillo. Era tan grande como una calculadora. Entró en Internet y se metió en las cuentas privadas de Suiza que tenía Wilson. Le mostró la pantalla, en ella aparecían los últimos movimientos bancarios. Wilson se asombró de que tuviera acceso a sus bancos personales y estuvo a punto de golpearlo, pero, antes de poder reaccionar, vio la última cifra que había sido ingresada:

- Por ese dinero supongo que la víctima será Dios. ¿Cuándo empezamos?

Capítulo 2: Capitán Frío.

Cuando Leonard Snart inventó una pistola que convertía la humedad ambiente en frío, no supuso que con el paso del tiempo sería uno de los principales enemigos de Flash. La habilidad que había alcanzado con el manejo de su arma era sobrehumana. Era, sin duda, un rival de envergadura inteligente y despiadado si hacía falta serlo.

Angle y Deahtstroke le esperaban dentro de su apartamento. En el exterior, al ir a abrir la puerta, Snart notó que algo no iba bien. Había colgado un hilo del marco que estaba en el suelo. Alguien no invitado estaba en el interior. Abrió la puerta de improviso apretando al máximo su arma. La habitación se congeló en segundos y Angle quedó inmerso en un bloque de hielo teniendo tan solo la cara y un pie al descubierto. Deahtstroke con sus asombrosos reflejos pudo escapar lanzándose a una esquina de la habitación, pero no pudo evitar que sus piernas quedasen atrapadas en el hielo. Enarboló el bastón energético en dirección a Frío. Éste entró y dijo:

- ¿Deathstroke? ¿Qué huevos haces en mi casa?

- Hola, Snart, acabas de congelar a alguien que viene a hacerte una muy buena oferta.

- ¿De cuánto estamos hablando?

- Muchos ceros te lo aseguro.

- ¿Esos ceros son la única razón para no matarte?

- Aunque esté atrapado tengo mi bastón. O me liberas o veremos si eres más rápido que yo. Seccionaré tu cabeza.

- No podrás, sólo tienes un brazo libre. Seré más rápido en apretar el gatillo.

- Comprobémoslo.

La tensión duró un segundo. Frío sabía de lo que era capaz Wilson, no quería arriesgar la vida. Hizo un ademán pidiendo a Deathstroke tranquilidad. Les apuntó con su arma y poniéndola marcha atrás absorbió todo el hielo descongelando primero a Angle y luego a Deathstroke.

- Madre de Dios- decía Angle. ¡Qué frío! ¿Sabe usted lo que cuesta este traje?

- Debieron llamar antes. Bien, ¿y el trabajo?

- ¿Importa el motivo? ¿No basta decir que será muy lucrativo?

- Importa.

- Matar superhéroes a las órdenes de Deahtstroke.

- Podría ser peor. ¿Está incluido Flash?

- ¿Cómo no iba a estarlo?

- Bien, matar a Flash y otros cuántos y encima me pagáis. Y dicen que los sueños no se cumplen en América.


Capítulo 3: Metallo

La cabeza de Metallo estaba custodiada en los laboratorios Star. Despues de su último enfrentamiento con Superman y la destrucción de su cuerpo se encontraba en una urna de cristal conectada a una máquina que le permitía seguir con vida. La sensación que tenía era idéntica a la que sentía cuando tenía cuerpo metálico, esto es, ninguna. Angle y Deathstroke se habían colado en los laboratorios anulando las alarmas de los mismos. Angle se situó frente a la cabeza de Metallo y le habló:

- Hola, señor Corben. Sé que puede oírme. Contésteme, por favor.

La cabeza pareció vibrar y los ojos se iluminaron. Acto seguido habló:

- Ya le dije una vez que no me llamara Corben, dejé de serlo cuando me convertí en esta cosa…

- ¿Me recuerda?

- Lo recuerdo todo, los chips de memoria guardan toda la información. Nunca olvido. Usted se llama Angle, me dio un cuerpo metálico nuevo y me ordenó matar a Superman a cambio de uno humano.

- Fracasó…

- Es que matar a ese hijo de perra kryptoniano no es nada fácil ni siquiera con kryptonita. Deme otra oportunidad. Esta vez no fallaré.

- La tendrá. Aunque Superman esté muerto podrá cargarse a algunos otros superhéroes.

- ¿Muerto? ¿Quién le mató?

- Ya habrá tiempo de hablar de ello. Voy a sacarle de aquí, le daremos otro cuerpo robótico, aún mejor que el anterior y dinero, más dinero del que nunca haya disfrutado.

- Y lo otro…

- Por supuesto, y un cuerpo humano nuevo… ¿A quién quiere parecerse a Bratt Pitt, a Tom Cruise…? Bueno, qué me contesta…

- ¿Qué voy a contestar? Entre ser una cabeza colgada en una urna de un laboratorio y poder ser humano, millonario y matar superhéroes, ¿usted qué contestaría?

- Me cae usted bien, señor… Cor…, perdón, señor Metallo.

- Llámame Corben, creo que este es el principio de una hermosa amistad.


Capítulo 4: La Hermandad del Mal: Cerebro y Mallah.

Hace muchos años que Cerebro vivía en un tanque artificial. Era simplemente una masa encefálica con poderes mentales impresionantes. Había liderado la Hermandad del Mal enfrentándose a la Patrulla Condenada y los Titanes en repetidas ocasiones. A su lado, Monsieur Mallah un gorila con cerebro humano y capacidad de lucha sin igual. Mallah y Cerebro estaban enamorados. Se adoraban y sentían auténtica pasión el uno por el otro. Aunque de un cerebro y un gorila estemos hablando sus sentimientos no eran otros que los del amor. Angle y Deathstroke ya le habían planteado la oferta, el Cerebro hablaba:

- ¿Matar héroes? ¿Dinero? ¿Y…?

- Y un cuerpo humano…, repitió Angle.

- He rechazado ya algún intento de clonación.

- Tenemos mejor tecnología. Además, ya hemos fabricado uno al profesor Magnus y tenemos otro en preparación para otro de nuestros asociados, Metallo. Es impresionante comprobar cuánta gente necesita hoy en día un cuerpo clonado. Deberíamos poner una fábrica.

- No bromee con eso. Llevo mucho tiempo encerrado en este tanque acuático sin poder dar rienda suelta a mis deseos.

Angle miró a Mallah, el gorila, y casi no pudo reprimir una tímida sonrisa. Cerebro concluyó:

- Reuniré a la Hermandad del Mal, Fobia, Hogun, Portal y Plasmus y trituraremos a quien se ponga en nuestro camino. ¿Verdad, cariño?- se dirigía a Mallah.

Mallah contestó:

- Pronto podremos por fin ser felices juntos.

Angle y Deathstroke se miraron en un guiño cómplice y ambos tuvieron que usar
toda su fuerza de voluntad para no estallar en carcajadas. Deathstroke acabó la conversación:

- Por cierto, Portal puede crear portales entre diferentes lugares en el espacio, ¿verdad?

- Sí.

- Bien, necesitamos que nos lleven a un sitio de muy difícil acceso.


Capítulo 5: Circe
 
Isla Paraíso
Jardines de la Isla Reformatoria

Portal había creado una de sus puertas de traslado y aparecía en el lugar que Deathstroke le había indicado. Deathstroke y Angle lo atravesaron. El primero se dirigió a Portal:

- Mantenlo abierto. Si todo va bien volveremos enseguida.

Los jardines eran exuberantes, impresionantes. Los dos mercenarios avanzaron hasta que vieron a la mujer que venían a buscar. Era preciosa y excitante. Paseaba por entre los jardines con una túnica que dejaba al descubierto unas piernas y un escote auténticamente de locura. Wilson y Angle la desearon al verla. Wilson giró el rostro hacia Angle y le hizo un gesto para que le esperara. Salió de su escondite y avanzó hacia una de las hechiceras más poderosas sobre la faz de la Tierra. Circe, la aludida, detectó su presencia y sin inmutarse le dijo con ironía:

- Un enmascarado armado. ¿Debo temer por mi virtud?

- No pretendo causaros daño.

- ¿Qué vienes a buscar?

- Contratar sus servicios, mi dama.

- Deja la educación. No hay nada que puedas ofrecerme que yo pretenda. Desde mi última batalla con Wonder Woman he estado prisionera en esta isla reformatoria de Temiscira. Esta planta, Moli, que ves por todas partes anula mis poderes mágicos.

- O sea, que el dinero no…

- Con chasquear los dedos puedo crear oro del aire. ¿Qué más puedes ofrecerme?

- Sólo a su hija.

- Mi hija…

- Está en esta isla, ¿verdad?

- Sí… la están educando las amazonas… Me dejan verla todos los días unas horas. Una vez cada semana puedo pasar un día entero con ella.

- Podríamos destruir esta isla.

- ¿Te enfrentarías a todas las amazonas?

- Lo haríamos juntos. Verás, Luthor va a conquistar este planeta. Temiscira estará bajo sus órdenes y si no se somete por las buenas lo haremos por la fuerza.

- No será fácil.

- Contamos con lo peor de lo peor.

- ¿Cómo vas a sacarme de aquí?

- Del mismo modo que he entrado.

- ¿Qué debo hacer?

- Matar a Wonder Woman entre otras cosas.

- Si fuese tan fácil no estaría aquí encerrada. Pero por intentarlo, que no quede. Vamos.

Los recién aliados volvieron al lugar en donde Portal seguía manteniendo su puerta abierta y desaparecieron lejos de Isla Paraíso.


Capítulo 6: Amazo
 
Una vez construidos los Iron, Ivo sacó tiempo para reconstruir a su más perfecta creación. Un androide capaz de mimetizar los poderes de la Liga de la Justicia. Tumbado en una mesa abría los ojos:

- Hijo mío… has vuelto a la vida, dijo Ivo.

- ¿Padre? ¿Qué me sucedió?

- Lo de siempre, nuestros enemigos son poderosos.

- Pero, mi último recuerdo es que estaba aplastándolos. Venían a decenas y ninguno podía conmigo.

- ¿Qué recuerdas?

- Pues… desperté como siempre rodeado de superhéroes. Empecé a destrozarlos, Flash, Green Lantern, pero no eran los originales, también Wonder Woman y nuevos como Steel o Cazadora, todos cayeron…

- ¿Y luego…?

- Luego…el cielo se inundó de decenas de ellos… derroté a Aquaman, a Plastic Man, a Zauriel, al Detective Marciano, a Rayo, a Creeper, al Capitán Atomo, a Firestorm, Blue Beetle, a Mr. Milagro… a muchos más… entonces…

- Entonces…

- Entonces llegó Superman.

- ¿Y?

- Y me gritó…

- ¿El qué gritó…?

- Qué la Liga de la Justicia dejaba de existir. Mi programación se desconectó… la existencia de mi vida era destruir a la Liga y si no existían nada tenía sentido.

- Te engañaron, hijo. Pero ahora has vuelto con más poder. Has mimetizado cien poderes diferentes de miembros de la Liga

- ¿Y mi prerrogativa?

- Seguir mis indicaciones, protegerme y destruir a todos y cada uno de los superhéroes que se nos opongan. No parar hasta que tus sensores indiquen que la vida les ha abandonado.

- Seré imparable.

- Siempre lo has sido. Es hora de demostrárselo a la Liga.


Capítulo 7: Merlyn

Los tiempos han cambiado mucho. Antiguamente, los asesinos nos comunicábamos mediante anuncios en clave en el New York Times, y puedo juraros que funcionaba. Alguien publicaba:

“Alquilo casa junto al mar en Long Island”

Y todos sabíamos al instante que alguien pretendía matar a un congresista. Sólo era cuestión de presentarse a quien le pudiera interesar. Yo particularmente nunca entré en asuntos de políticos, demasiado revuelo y mucho riesgo, aunque también pagaban bastante, pero ese mismo dinero se podía conseguir con los narcotraficantes, o los grandes industriales de Europa del Este. Sólo había que saber a quién clavarles tus flechas...

Pero todo eso ha cambiado. Ahora ya no hay anuncios en ningún periódico, ni tampoco honor en este negocio. Ahora los que se llaman profesionales se comunican por Internet, y venden sus lealtades a cada momento, cambiando de bando como de ropa interior. Ya no quedan grandes asesinos...

Pero esa tarde en concreto, me contactó uno de los pocos que quedan. Uno de esos viejos demonios de otro tiempo, como yo mismo, escasos supervivientes de otra época, y aún imbatidos.

Había estado yo esos días trabajando en Estambul, acabando un encargo del Gobierno turco, que deseaba ver fuera de circulación a unos jóvenes insurgentes árabes, que estaban movilizando a la población con sus consignas revolucionarias. El asunto fue extremadamente sencillo. Bastó con falsificar sus cuentas, aparentando que uno de sus líderes les estaba robando los fondos para pagar la revolución, y desviaba las divisas a una cuenta secreta en Suiza. Cuando el resto de dirigentes descubrieron el asunto, se mataron entre ellos, literalmente. Comenzaron a golpearse de forma brutal, primero utilizando sólo los puños, luego ayudándose con todo lo que hubiera en la sala: ceniceros, sillas, mesas,... cualquier cosa que pudiera abrir una cabeza (siempre creí que estos universitarios eran más pacíficos, pero lo cierto es que son tan animales como los demás...). Y yo mientras, me dediqué a grabarlo todo con una cámara oculta, y emitirlo en directo por la televisión estatal. El impacto fue tremendo, y los efectos inmediatos. El temido grupo revolucionario desapareció en un solo día, y sus dirigentes fueron hospitalizados de urgencia. El Gobierno turco “mostró su indulgencia con estos jóvenes” pagando su recuperación, mientras la policía tomaba por la fuerza todas sus bases. Pero aún faltaba un pequeño detalle.

Los muy idiotas habían sido escayolados de arriba abajo. Uno había muerto en la pelea, otro tenía el cráneo fracturado y una pierna, mientras el tercero estaba en coma. Malditos salvajes... Nunca entendí la gente que se pega por ideas políticas, en vez de hacerlo sólo por dinero, que al fin y al cabo es lo que importa en esta vida.

Pero el Gobierno no quería sólo terminar con el grupo y sofocar la revuelta: también quería castigar duramente a los cabecillas. Y tenerlos hospitalizados no era suficiente. De modo que allí aparecí yo, disfrazado de médico, con las credenciales oportunas para cruzar el control policial y entrar en su habitación. El único que estaba consciente me miró despreocupado, sin sospechar lo que iba a ocurrir. Sonreía incluso.

- Hola, imbécil – le dije, en un perfecto turco –. Espero que hayas disfrutado jugando a los revolucionarios. Te envío saludos del Gobierno...

E inyecté en su suero un concentrado de diez miligramos de adrenalina. El resultado fue instantáneo. Su corazón subió la frecuencia hasta más de doscientos por minuto, la presión sanguínea se elevó hasta límites inconcebibles. Sus ojos me observaban con inmenso terror, incapaz de hablar, pero entendiendo perfectamente lo que sucedía. Comprendiendo que llegaba su muerte. De pronto, se contrajo, en un horrible espasmo de dolor, su boca se abrió desmesuradamente, como intentado apresar una última bocanada de aire, y al fin quedó relajado. Muerto.

No sé realmente cuál fue la causa, si las coronarias no fueron capaces de llevar sangre a esa frecuencia y sufrió un infarto, si su corazón se rompió por el tremendo esfuerzo, o más bien estalló una pequeña arteria en su cerebro por la enorme presión a la que circulaba. ¿Y qué más da? Lo importante era el resultado. Ya me enteraría de los detalles días después, cuando le realizaran la autopsia.

Inyecté la misma mezcla en el suero del otro, que murió sin despertar nunca de su coma, y di la misión por concluida. Salí de la habitación pasando frente a los guardias, les sonreí educadamente, y hasta me permití un pequeño comentario.

- Que no les molesten en un tiempo. Les he inyectado un sedante ligero para que descansen. Sus heridas son terribles, y sufren grandes dolores...

Los policías asintieron, y cumplieron mi orden. Hablo su lengua a la perfección, sin acento alguno, y mi pelo y mi piel son tan morenos como los suyos, así que nadie sospechó de mí. No lo descubrieron hasta pasadas horas, tiempo más que suficiente para que yo saliera del país, ayudado por el propio Gobierno.

De modo que cuando me contactó el Tuerto, yo ya me encontraba en Bulgaria, viajando en un tren camino de Sofía, para luego dirigirme hacia Francia, mi destino final por ahora. Pretendía descansar un tiempo en un piso secreto que mantengo en la ciudad, un lugar donde relajarme y olvidar los horrores de mis últimos encargos, pero me iban a hacer una proposición mejor.

Estaba en ese momento trabajando con el ordenador portátil, asegurando que los turcos hubieran ingresado mis honorarios en la cuenta que les facilité (de no hacerlo, capaz era de regresar en ese mismo instante y acabar con ellos también...), cuando me llegó un aviso de uno de mis socios en Siria, de que un tipo del Gobierno americano estaba intentando localizarme. Curioso... De vez en cuando hago trabajos para ellos, están bien pagados y no suponen mucho riesgo (sólo de que te den la paliza con sus discursos sobre barras y estrellas, intentando que creas en sus patrañas de justicia y libertad, pero conmigo ya han desistido). Así que le dije a mi socio que no tenía problemas, que me pusiera en contacto con él.

La sorpresa llegó cuando supe de quién se trataba...

Diez minutos después, cuando ambos habíamos pasado los adecuados controles de seguridad electrónica (para asegurar que nadie en todo el planeta pudiera leer nuestra conversación), nos conectamos en un chat privado.

- Hola, Merlyn – me dijo, para comenzar. Sobrio y directo, como siempre fue.

- Hola, Slade – le contesté.

Sí, toda una sorpresa. El viejo Slade Wilson, Deathstroke, uno de los pocos hombres a los que aún respeto. El más peligroso mercenario del mundo, y el más caro, y tiene por qué. Wilson es un fenómeno de la naturaleza, y un prodigio de la humanidad. Sobrevivió a un arriesgado experimento del Ejército para potenciar sus capacidades, y luego se salió de su control. Si pudieran, lo matarían, pero es mejor utilizarlo para sus trabajos sucios, como hacen conmigo. ¿Y ahora, en qué se había metido?

- No sabía que ahora trabajabas para la Casa Blanca. Mi amigo sirio me dijo que ahora le llevas los palos de golf al Presidente Luthor...

- No te pases, Merlyn. Es trabajo, como cualquier otro. Y cuando te lo cuente, verás que a ti también te interesa.

- Muy bien. ¿De qué se trata?

- Un nuevo Escuadrón Suicida.

- No quiero saber nada. ¿Volver a aguantar a esa cerda de Waller, y poner en peligro mi cuello, para cumplir las misiones sucias del Pentágono, y a cambio de nada? Cómetelo tú solo, amigo.

- No, espera a oírlo todo antes de renunciar. Hay mucha gente metida en esto, y van a cambiar mucho las cosas.

- De acuerdo. Te doy una oportunidad porque eres tú, y sé que no te meterías en algo chungo, pero tienes que convencerme.

- Ya verás que sí. Una ley presidencial contra la actividad de los superhéroes, y un Escuadrón Suicida compuesto de villanos que tendremos que cazarlos. Y lo más importante de todo, la amnistía presidencial a cambio de la captura, vivo o muerto, de cualquier superhéroe.

- ¿Estás hablando en serio?

- Y tanto. Por eso me metí en esto. Yo coordino todo el asunto. Y a ti se te ha asignado la captura, en cualquier condición, de Green Arrow. ¿Qué te parece?

- ¿Green Arrow? ¿Estaría capacitado por el Gobierno americano para detener o asesinar al arquero esmeralda?

- Exacto. Y si presentas cualquier prueba, por mínima que sea, de que has terminado con él, ganarás el perdón presidencial. Volverías a ser un ciudadano libre en América, para hacer lo que te plazca. ¿Qué me dices?

Lo pensé durante unos segundos. Volver a enfrentarme a Oliver Queen. Arquero contra arquero. Poder demostrar al fin quién es mejor de los dos. Y encima, respaldado por el Gobierno de los U.S.A., y ganándome el perdón del Presidente Luthor.

¡Dios, era un auténtico chollo!

La respuesta era obvia...


- Muy bien, Slade, cuenta conmigo. Estaré allí lo antes posible. Aún tengo que rematar unos asuntos por aquí, pero desde luego soy tu hombre.

- Perfecto. Entonces Green Arrow queda en tus manos. Dale recuerdos de mi parte al Gobierno turco.

Y cortó la comunicación. Maldito perro, ¿cómo sabía que estaba trabajando para los turcos? Es un zorro muy viejo y muy listo, y a su lado, la mayoría sólo pretendemos no desentonar. Slade y yo nunca fuimos precisamente amigos. De hecho, yo en tiempos hacía encargos para los mismos tipos que le privaron del ojo derecho, y eso no te hace exactamente popular ante él. Pero es un verdadero profesional, y sabe a quién tiene que llamar cuando llega el momento. El que pensara en mí es un auténtico halago... Claro, que si piensan en acabar con Queen y no hablan conmigo, me lo tomaría como un insulto personal. Acabar con Oliver Queen... todo un reto, y un disfrute magnífico. ¿Y por qué no ir más allá? ¿Por qué no destruirle por completo, aniquilarle para siempre? ¿Por qué no terminar antes con toda su maldita familia, romper los lazos que le unen a la vida, convertirle en un solitario como soy yo mismo, y ver cómo reacciona? Y sólo entonces, cuando ya no le quede nada que perder, retarle a un duelo justo. Canario Negro, Connor Hawke, Arsenal, la nueva Speedy... todos ellos blancos fáciles, que con sólo un par de movimientos llevarían a Oliver Queen a la desesperación más absoluta, al tormento más profundo. Sí, estoy deseando trabajar para los U.S.A. ¡Je, je, je!

Pero, ¿cómo lo haré? Ha de ser una trampa perfecta, un cebo infalible, y un triunfo absoluto, de forma que ni la gran habilidad de Queen le permita escapar esta vez. Voy a necesitar apoyo... Nada mejor que unos cuantos soldados baratos, villanos de segunda que estén deseando cobrarse una pieza y ganar la amnistía de Luthor, para que me quiten de encima a la condenada familia de arqueros, y yo siga fresco para el gran combate con Green Arrow. Sí, eso es lo que haré...

Por eso contacté enseguida con el Doctor Villain. El doctor Arthur Villain, uno de los más prestigiosos cirujanos y pianistas del mundo, con varios discos de oro y platino en su haber, pero también (y esto sólo lo sabemos un puñado de personas) uno de los mayores cerebros criminales que existen, responsable de la organización de grandiosas conspiraciones en los últimos años, siempre buscando unos fines que nadie más que él conoce. Posee los mejores contactos en el submundo criminal de Norteamérica, y las mayores tecnologías para lograr sus propósitos, así que resultaba la opción lógica para tejer una trama como ésta. En otro tiempo hubiera llamado al Monitor, pero ya ni él está en activo... Pero contactar con Villain era tan complejo como hacerlo con el propio Wilson. Tuve que mandar varios mensajes a diversas redes de comunicación de Europa, buscando amigos en Francia y Alemania que quisieran llevarme hasta él por un módico precio. Después de media hora de intentos farragosos, pude iniciar una conversación privada en otro chat.

- Saludos, Doctor Villain, ¿cómo le va?

- Hola, Merlyn. ¿Qué quieres de mí?

- Trabajo. Estoy preparando un ataque en masa contra Green Arrow y toda su familia de héroes, en suelo americano. Necesito villanos que me apoyen.

- ¿Y qué tengo yo que ver en eso?

- Usted podría ponerme en contacto con ellos. Sé que sus redes de información son las mejores del mundo.

- Exageras, Merlyn. Sólo soy un ocupado hombre de negocios que tiene que gobernar una empresa muy grande. ¿Y qué ganaría yo con eso?

- ¿Ha oído lo de la amnistía de Luthor? Cualquier tipo que entregue vivo o muerto a un héroe recibirá el perdón presidencial.

- Pero yo no necesito eso, Merlyn. Ya soy un honrado ciudadano americano, contra el que ni el Gobierno ni las Fuerzas de Seguridad tienen nada. De modo que mi pregunta sigue en pie: ¿Qué gano yo con esto?

- ¿Dinero? Ponga la cifra y yo me ocuparé de todo.

- No me insultes, amigo. Ya tengo más dinero del que tú puedes soñar. Así no puedes darme que no posea ya, ¿verdad?

- Muy bien, le ofrezco algo único: Star City. Yo puedo ponerle en comunicación con sus familias mafiosas, negociar acuerdos entre ustedes, y eso le reportaría beneficios mucho mayores.

Hubo una larga pausa, en la que no recibí contestación alguna en la pantalla. Villain se lo debía estar pensando seriamente.

- Muy bien – contestó al fin –. Creo que me hace falta pasar un tiempo en la costa. Espero que tus amigos en Star City sean grandes, Merlyn, porque como sea un farol, lo pagarás caro, ¿me entiendes?

- Perfectamente, doctor. Y no tema, soy íntimo amigo de la Familia Santángelo, los amos del puerto de Star City. Si hace buenos tratos con ellos, le conseguirán grandes facilidades para transportar mercancías a través de él.

- Ya veremos. ¿A quién querías que te buscara?

- Pensé en villanos de segunda, gente con deseos de destacar, y sin embrago capaces de dar guerra a los malditos arqueros. Redacté una lista: Rey Reloj, el Jinete del Arco Iris, Ladrón Sombra, Punch & Jewelee, Cabeza de Huevo, Rey Tut y Amos Fortune. Y algunos grandes, para compensar, como Killer Frost, Cannon y Saber, Cheshire y Lady Shiva. ¿Qué tal? ¿Sería factible?

- Dame veinticuatro horas para averiguarlo y te daré una respuesta.

- Muy bien. Hasta entonces.

Y así dio comienzo mi pequeña conspiración, no sólo para atrapar a Green Arrow y demostrar quién es el mejor arquero del mundo, sino también para destruir su bonita familia de héroes felices y arrastrar su vida por el lodo. Sí, desde luego a partir de este día Oliver Queen lo va a pasar muy, muy mal...


Capítulo 8: Siniestro

Siniestro había sido asesinado por un enloquecido Hal Jordan, momentos antes de transformarse en Parallax. Luthor gracias a la tecnología thagariana pretendía devolverle la vida.

- Esto ya está listo, Mike –dijo el científico retrocediendo un par de pasos con el semblante preocupado.

- Tranquilo, Joseph –le tranquilizó su compañero desde la estructura en forma de moneda, de dos metros de diámetro, a la que estaba sujeto por estrechas bandas metálicas. He comprobado mis cálculos cientos de veces.

Joseph asintió brevemente, dirigiéndose a continuación hacia el tercer científico del laboratorio que permanecía a su lado:

- Adelante, Rick.

En respuesta, este último sacó un pequeño revólver de uno de los bolsillos de su bata, y apuntó con pulso ligeramente tembloroso hacia la cabeza de Mike.

- Hasta pronto... –murmuró Rick tratando de forzar una sonrisa.

Seguidamente, disparó el arma contra la cabeza de su compañero salpicando de sangre y masa encefálica la superficie de la “moneda”. Mike murió en el acto. Por unos instantes, Joseph y Rick observaron el cadáver de su compañero con fascinación casi hipnótica.

- ¿A qué esperan, caballeros? –intervino la voz acerada de Lex Luthor desde el nivel superior del laboratorio. –El tiempo apremia.

Inmediatamente, los dos científicos ocuparon sus puestos a ambos lados de la estructura plana y circular, accionando el giro de 180 grados que mostró el cuerpo sujeto en la otra cara de la “moneda”.

- Sintozoide en posición –informó Joseph en voz alta. Activando emisión de energía.

- Emisión de energía al 10% -dijo Rick a su izquierda, para añadir a continuación en un tono de voz más bajo: -Espero que Mike no se haya equivocado en ninguno de sus cálculos...-.

- Más le vale –respondió Joseph. –Porque no tenemos energía suficiente para un segundo intento.

- Emisión de energía al 30% -leyó Rick en la consola, siguiendo después la conversación con su compañero: –Ni volveremos a tenerla en un tiempo: el equipo de campo necesitó tres meses para recolectar la que estamos empleando ahora-.

La superficie de la estructura circular comenzó a brillar con una luminiscencia verdosa.

- La verdad es que no les envidio su trabajo: seguir a Green Lantern cada vez que interviene en una pelea, para recoger toda la energía residual que desprenda su anillo de poder. Menuda tarea.

- Emisión de energía al 55%. Joseph...-.

- ¿Sí?-.

- ¿Crees que he matado a Mike? Emisión de energía al 70%-.

La intensidad del brillo esmeralda que rodeaba a la “moneda” comenzó a resultar molesta para los ojos de los dos científicos, obligándoles a colocarse las gafas de cristal oscuro que reposaban sobre sus respectivas consolas.

- No le des más vueltas, Rick. El experimento será un éxito-.

- Eso espero, Joseph. Por Mike y por nosotros; porque si no le ofrecemos a Luthor el secreto de la inmortalidad que se esconde en ese metal Nth que obtuvo de los thanagarianos , nuestras carreras científicas no valdrán nada a partir de ahora-.

- ¿Nuestras carreras científicas? Di mejor nuestras vidas...-.

Rick tragó saliva con dificultad antes de decir en voz alta:

- Energía de emisión al 95%-.

- Silencio. Energía de emisión al 100% -concluyó Rick.

De forma repentina, todo el fulgor esmeralda que había estado desprendiendo la estructura metálica hasta ese momento, pasó al sintozoide sujeto a ella, provocando que su cuerpo se agitara convulsionado mientras la energía de Oa impregnaba cada una de sus células sintéticas.

- Venga, Mike. Vuelve con nosotros –murmuró Rick estudiando el proceso con impaciencia.

La pequeña cantidad de metal Nth que habían colocado sobre la frente del sintozoide se introdujo entonces lentamente en su cabeza, sin dejar rastro tras de sí. A continuación, sus labios artificiales se separaron para formar un grito inarticulado que no llegó a salir de su garganta, mientras los rasgos de la cara, así como su figura, se ajustaban a la morfología impuesta por la fuerza vital que había captado el fragmento de materia thanagariana.

Joseph sintió inquietud al percatarse de la energía que se estaba concentrando en el dedo corazón de la mano izquierda del sintozoide; una inquietud que se convirtió en preocupación, cuando observó el cambio gradual en el espectro de emisión: del verde esmeralda al amarillo intenso. La preocupación terminó traduciéndose en pánico al ver la figura extremadamente delgada, pero de músculos bien definidos, que había tomado el cuerpo sintético. El experimento no se estaba desarrollando como habían previsto.

Sin embargo, antes de que pudiera transmitir a Rick sus inquietudes, el sintozoide se libró de las bandas metálicas que lo mantenían sujeto a la “moneda”, destrozando toda la estructura en una explosión que lanzó a los dos científicos contra la pared situada varios metros a sus espaldas. El resultado de aquella liberación descontrolada de energía fue un laboratorio medio quemado y cubierto de escombros, que permaneció en absoluto silencio durante varios segundos.

En el mismo epicentro de la explosión, se alzaba ahora un cuerpo desnudo de color rosa, casi violáceo, y pelo negro como la noche más oscura, que portaba en su mano izquierda un anillo idéntico al de Green Lantern, salvo por su color amarillo.

- ¿Mike...? –preguntó Rick con el rostro ensangrentado, mientras trataba de levantarse del suelo. A un par de metros de él, yacía el cuerpo sin vida de Joseph.

El sintozoide clavó en el científico unos ojos oscuros, cargados de odio, antes de levantar el puño cerrado hacia él, y vaporizarlo con una rayo de energía concentrada. Seguidamente, avanzó hacia la salida del laboratorio con paso dubitativo, como si no supiera dónde ir. Sin embargo, se detuvo en seco al escuchar el lento aplauso que le llegó desde uno de los laterales.

- ¡Un espectáculo magnífico! –exclamó Lex Luthor saliendo de las sombras que ocultaban la escalerilla de bajada al nivel inferior del laboratorio. –Bienvenido al mundo de los vivos... Siniestro

- ¿Dónde está Hal Jordan? –preguntó el renacido alienígena de Korugar con una voz que parecía proceder del mismísimo infierno.

- Ah, por supuesto –replicó Luthor, divertido. –Ha sido la energía del anillo del Green Lantern la que te ha atraído hasta aquí, ¿verdad? En busca del hombre que te mató... Está bien: no era el resultado que esperaba obtener, pero sin duda es un buen resultado-.

Siniestro estudiaba detenidamente el rostro de Luthor, dudando sobre la forma más apropiada de cerrar la boca a aquel terrestre que evitaba contestar a su pregunta:

- ¿Dónde está Hal Jordan? –repitió en tono aún más amenazante.

Luthor endureció su mirada al responder:

- ¿Deseas venganza, Siniestro? ¿Quieres la sangre del heredero de Oa y los Green Lantern Corps en tus manos? Únete a mí, y tendrás todo lo que deseas –concluyó el presidente Luthor ofreciendo su mano abierta.

Segunda parte de Escuadrón Suicida Especial Imperio...


Capítulo 9: Amo del Océano

Angle observaba como un hombre nadaba a una velocidad impresionante, en un gigantesco tanque acuático. No sólo era capaz de respirar bajo el agua, sino que se apreciaba que sus músculos se hinchaban cada poco tiempo. Sin duda, significaba que su fuerza aumentaba cuanto más estuviese en el agua. Se trataba del Amo del Océano, Orm Marius, hermanastro de Aquaman y, quizá, su peor enemigo. El Amo del Océano había aceptado ya la oferta de Luthor, que iba aparejada a un proceso de mejora de sus poderes. Así, su velocidad y su fuerza aumentaban con el contacto continuado del agua. Además, su tridente mágico había sido injertado en sus manos, con lo que a través de ellas podía proyectar la misma energía sin necesidad de portar el arma.

Orm asomó del tanque y vio a Angle observándole. De un prodigioso salto ascendió cerca de siete metros para aterrizar con precisión olímpica al lado del mercenario. Angle quedó boquiabierto.

- Impresionante, señor Marius.

- No lo suficiente. Debo superar al mejor y ese es mi hermanastro.

- Su fuerza ya debe ser superior a la de Aquaman. Cuando llegue el momento del enfrentamiento, no creo que haya color…

- No subestime a Aquaman. Ni a él ni a nadie. Este Escuadrón se las verá y se las deseará para hacer sucumbir a los héroes.

Capítulo 10 : Deadshot

Angle estaba en la sala de visitas. El prisionero estaba atado a una camilla especial que prácticamente no le dejaba realizar movimiento alguno. Los guardias le pusieron delante del cristal y descolgaron un teléfono que situaron apoyado en la camilla a tres centímetros del rostro del prisionero para que pudiera hablar, pero no manipularlo. Sin duda, consideraban a Deadshot un hombre capaz de matar con cualquier objeto. Deadshot era uno de los mejores tiradores del planeta, enemigo jurado de Batman y miembro de una de las antiguas encarnaciones del Escuadrón Suicida. Angle le habló:

- Se trata de nuevo del Escuadrón Suicida, pero esta vez nada de segundones.

- ¿Flag y Waller?

- El primero sigue en el club de los fiambres, la segunda acaba de ingresar en él. El líder será Deahstroke.

- ¿Tú quién eres?

- Me llamo Angle.

- Supongo que estaremos al servicio del gobierno.

- Del mismo presidente, pero los encargos no serán tan complejos. De momento, sólo uno: la muerte de los superhéroes.

- Ya. Imagino que habréis preparado una excusa perfecta ante el pueblo norteamericano cuando le presentéis el cadáver de Superman, ¿verdad?

- Superman ya está muerto, pero si el pueblo se enterara Luthor será capaz de convencerles de lo que haga falta. ¿Aceptas?

- Pudrirme en la cárcel o matar a Batman. A preguntas obvias respuestas obvias.


Capítulo 11: Hector Hammond, Psimon y Doctor Psycho

Al aceptar unirse a Luthor, Hector Hammond, Psimon y Doctor Psycho, estaban siendo trasladados en un furgón especial a Washington. Hammond iba conectado a un arnés que sujetaba su desproporcionado cráneo. Antaño había sido un importante y atractivo hombre de negocios que al exponerse a un meteorito extraterrestre había visto deformado su cuerpo. Su cabeza era enorme, debía ser sujeta por argollas para que no partiera el cuello. Sin embargo, su mente podía volar hasta el rincón más lejano del universo. Enemigo declarado de Green Lantern. A su lado, Psimon, con el cráneo de cristal que dejaba ver su cerebro. También con poderes mentales extraordinarios, capaz de influir en los comportamientos de los demás. Enemigo jurado de los Titanes. Por último, el Doctor Psycho, némesis de Wonder Woman. Aunque su cuerpo no alcanzaba el metro y medio su fuerza mental se equiparaba a la de sus compañeros pudiendo crear ilusiones en las mentes de las restantes personas.


Capítulo 12: Joker

- Ha, ha, ha, ha.

La risa resonaba en las escaleras. El inmueble era cochambroso. Llevaba abandonado años y estaba más poblado de ratas que de indigentes. De una de las habitaciones del cuarto piso salía esa extraña risotada. Se trataba del Joker, el mayor asesino en serie de la historia de los EE.UU. Angle llegó hasta el piso y entró con mucha precaución.

La puerta estaba rota. Sacó la pistola y tensó el dedo en el gatillo. Estaba en una esquina, sentado en el suelo de espaldas a Angle. La luz de la luna iluminaba al Joker a través de una ventana entreabierta. Reía y hacía extraños gestos con las manos. A Angle le pareció que estaba cosiendo algo. Al acercarse, escuchó unos chillidos horripilantes que no podía definir. Angle quedó horrorizado cuando comprobó que el Joker estaba cosiendo una rata viva en la cara de un hombre que, aunque golpeado con brutalidad, seguía consciente.

Angle sintió la tentación de disparar sobre el Joker. Pero éste fue más rápido y con una velocidad asombrosa agarró la barra metálica con la que había estado torturando a la víctima y la descargó con todas sus fuerzas contra el brazo de Angle. El mercenario de Luthor aulló de dolor mientras su pistola salía despedida al otro lado de la habitación. Joker le tumbó de una patada y subiéndose en su pecho alzó la barra de acero para aplastarle la cabeza. La bajó con rapidez para detenerla a escasos centímetros de la cara de su interlocutor. Entonces habló:

- Dame una buena razón para no matarte. He, he, he… Pero, ten cuidado con la siguiente frase que salga de tu boca, porque si no me convence será la última que pronuncies.

- Me envía Lex Luthor. Se trata de matar a Batman y de conquistar el mundo.

Joker se detuvo un segundo. Tiró la barra al suelo y sonrió con inocencia como si no hubiese roto un plato en su vida:

- He, he, he,he. Serás cabrón. Me has convencido. No hubiera dado un centavo por ello… He, he…

Angle se levantó aturdido. Palpó su brazo comprobando con alivio que no estaba roto, aunque le dolía horrores. Joker le puso la mano en el hombro y le dirigió con amabilidad hacia la puerta. Angle vio con el rabillo del ojo como la rata que acababa de coser Joker a su víctima, intentaba desasirse desgarrando y mordisqueando con todas sus fuerzas. Angle deseó que la muerte les llegase pronto. Nada más salir de la habitación, Joker se paró de nuevo:

- Espera un segundo.

El asesino loco propinó una extraordinaria patada a la puerta de la habitación contigua y sacando una pistola del cinto la emprendió a balazos con los tres indigentes que allí se encontraban. Angle quedó asombrado y no pudo dejar de preguntarle:

- Pero, ¿a qué ha venido esto?

- Da gracias que estuviesen ellos ahí. Tenía ganas de matar a alguien y tú eras el más cercano. Bueno, ¿vamos a ver al viejo Lexie?

Cuando llegaron a Washington D.C. y Angle dejó a Joker en las estancias diseñadas por Luthor para el Escuadrón, sintió un alivio inmenso. Aquel no era un tipo corriente. Sin duda, estaba totalmente loco. Bueno, pensó para sí, sólo me resta un nombre en la lista.


Capítulo 13: Ra’s Al Ghul
 
Casa Blanca (Washington)

Luthor entraba en una sala en donde estaba el señor Angle junto a otro hombre mirando por la ventana. Angle se adelantó y estrechó la mano del presidente. Éste habló primero:

- Hola, señor Angle. Veo que ha traído aquí al último miembro del Escuadrón.

- Todavía no ha aceptado. Quería hablar personalmente con usted. Déjeme que se lo presente…

El desconocido se volvió y miró fijamente a Luthor. Habló interrumpiendo a Angle:

- No necesito presentación.

Luthor pensó que este hombre era uno de los pocos en el mundo que podría ser rival para él. Era mejor tenerlo a su lado:

- Por supuesto, señor Ra’s Al Ghul. Encantado de conocerle.- Luthor se adelantó y estrechó su mano.

- Mi hija creo que se ocupa de su Lexcorp.

- Talia, ha sido una gran directora. Los beneficios de Lexcorp han subido el último año. Pero, antes de hablar de negocios me gustaría preguntarle si es usted el verdadero Ra’s Al Ghul… se rumorea que hace meses otra de sus hijas, Nyssa, le asesinó y ocupó su lugar.

- Nyssa sirvió a mis planes, pretendía que el detective me creyera muerto.

- ¿Batman?

- Sí. Fue un momento confuso. Acababa de escapar de la muerte. Creí que Nyssa sería una heredera digna, que cumpliría mi destino mejor que yo. Me dejé matar y la convertí en la heredera de mi imperio. Antes de morir le susurré unas palabras al oído. Llevó mi cuerpo a un pozo de Lázaro y dejó un cadáver que el detective confundió con el mio. De hecho, lo quemó para darme un último respeto.

- Entonces, Nyssa.

- No fue digna, no consiguió mejorar mi obra. Tuve que encargarme de que todo volviera a mis manos.

- ¿Sabe por qué le he pedido que venga?

- Supongo que tiene que ver con su plan de conquista del mundo. Es burdo. Reconozco que ha comenzado con maestría, pero no tardará mucho tiempo antes de que todos los superhéroes y todas las naciones se le pongan en contra. Está condenado al fracaso… a menos…

- ¿A menos?

- A menos que tenga más poder que los Iron.

- Me alegro que coincidamos. Los Iron se encargarán de los ejércitos del planeta. Para los superhéroes tengo otro plan. Coincido con Maquiavelo… ¿Ha leído a Maquiavelo?

- Nicolás Maquiavelo, en italiano Niccolò di Bernardo dei Machiavelli. Nacido el 3 de mayo de 1469 en San Casciano in Val di Pesa y fallecido el 21 de junio de 1527 en Florencia. Fue un hombre político, diplomático, filósofo, historiador, poeta y autor teatral italiano. Fue una de las principales figuras renacentistas. Es considerado como el fundador de la filosofía política moderna y uno de sus principales exponentes. Su obra mas popularizada, El Príncipe, fue objeto de vivas controversias y continúa siendo discutida. El nombre propio Maquiavelo ha dado origen al término maquiavelismo. El Príncipe es un tratado sobre cómo debe de ser un gobernante. Para Maquiavelo el fin justifica los medios.

Luthor aplaudió socarrón:

- Brillante. Una explicación magnífica. Efectivamente, Maquiavelo opina que el derecho, la ley sólo pueden ser aplicables si hay fuerza para hacerlo. La ley sin instrumentos de coacción no es nada, papel mojado. Nadie la cumpliría. Por ello, me he asegurado, antes de comenzar, de tener en mi mano el poder necesario para llevar a cabo mi plan.

- ¿Más poder que el de la Liga y la Sociedad de la Justicia unidas? ¿Más poder que el de Titanes y Outsiders unidos? Sus planes son ambiciosos, pero no tienen posibilidades de triunfo.

- Se equivoca. Tengo el poder necesario. Una ley que prohibirá las actividades superheroicas. Esto les dividirá, algunos la acatarán, otros se opondrán. Habrá disensiones. Y una fuerza de supervillanos seleccionada y entrenada que acabará con los héroes. Y, luego, un arma secreta, el hombre más poderoso del universo: Zod.

Dicho esto, Zod apareció como por arte de magia. Con su traje negro y mirando amenazante a Ra’s. Luthor prosiguió hablando:

- Sé de su valía y capacidad. Por eso quiero que se una a mí.

- Luthor, es usted un hombre ambicioso, pero se mueve por puro egoísmo. No piensa en sus semejantes. Esto lo hace para tener poder.

- Ra’s…je, je. Podría haber acabado como tantos otros sumidos en la miseria y en la autocompasión. Pero decidí ser un dios. Ahora controlo en lugar de dejarme controlar. – Luthor sonreía. Además, su visión de la Tierra no dista tanto de la mía.

- Yo sirvo a un bien superior. Tengo una visión de la Tierra tan limpia y tan pura como una montaña cubierta de nieve. La humanidad se comporta de manera brutal e injusta con los demás. Destruye su entorno natural, mata a sus semejantes. Yo sólo quiero que el mundo se salve. Que pudiéramos tener un mundo sin maldad. – la seriedad de Ra’s Al Ghul era muy firme.

- Claro, para ello tiene una de las organizaciones criminales más poderosas del planeta o deja sueltos virus que podrían haber exterminado a la mitad de la población mundial…- Luthor seguía siendo irónico.

- Al noventa por cien… de no ser por el Murciélago…

- Aquí todos queremos lo mismo, dominar, controlar. Usted para que el mundo sea un lugar de paz en el que la humanidad recomience un camino de justicia e igualdad. Yo para obtener poder. El General para mandar.

Zod intervino bruscamente:

- No somos hombres vulgares. No podemos conformarnos con mirar el mundo que se nos ha dado. Tenemos el derecho y el deber de convertirlo a nuestra imagen y semejanza, de guiarlo, de dirigir los caminos del resto.

Ra’s Al Ghul quedó pensativo:

- ¿Habrá justicia?

- La habrá, mientras se nos obedezca.- contestó Zod.

- Nuestra justicia- replicó Luthor. No dejaremos el mundo a la anarquía, la libertad será una palabra a olvidar.

- Yo no creo en la esclavitud.- replicó Ra’s.

- En la esclavitud no, pero sí en el asesinato para conseguir sus fines. Matemos al noventa por cien y dejemos un diez por ciento de seres libres.- con esta frase acabó el tono burlón de Luthor y pasó a una seriedad extrema. Vamos, Ra’s únase a nosotros. Puede ser la culminación de todos nuestros sueños. Todo lo que hemos intentado una y otra vez y nos han impedido lograr nuestros enemigos.

- Todos los héroes acabarán enfrentados a nosotros. Sobre todo me preocupan el detective y el kryptoniano.- replicó Ra’s.

- Superman está muerto, yo lo maté. – dijo Zod con vehemencia. Y al murciélago le aplasté las costillas, es sólo un hombre no puede hacernos nada. Pero si le temes, mañana estará bajo tierra.

- ¿Está con nosotros?- dijo Luthor.

- ¿Qué me ofrece?

- Quizá le interese gobernar a su manera un pequeño territorio…

- ¿De qué estamos hablando?

- Bueno, yo había pensado en… digamos… en la Rusia asiática y en un insignificante país llamado China.

- ¿Cuál sería mi papel?

- Quiero que usted dirija el ataque con la Fuerza Iron en Asia. China me preocupa, su ejército es numeroso y conseguirá el apoyo de Rusia. Usted será el director de operaciones en Asia. Dará las órdenes, planificará las estrategias, decidirá los movimientos. Sólo yo estaré por encima. Quiero ser informado de todo. No habrá actuación alguna sin que yo…-Luthor dudó, miró a Zod y cambió el pronombre-,… sin que nosotros hayamos dado el visto bueno. Pero tendrá libertad suficiente para proponer líneas de actuación.

- Atacar China y Rusia significa empezar una guerra mundial. Los superhéroes no se quedarán de brazos cruzados.

- No se preocupe más por los héroes. Serán exterminados por mi nuevo Escuadrón Suicida. Su única prerrogativa será la de eliminar a cualquier disidente superheroico. Y ahora, es tiempo de decisiones. Necesito un sí o un no.

Ra’s se quedó en silencio un segundo y respondió con fuerza:

- Sí.

- Perfecto. Realmente este es el comienzo de una nueva era.

Epílogo

Mientras Luthor presentaba a los miembros del Escuadrón entre sí, Angle encendió un cigarrillo. Dio una profunda calada y expulsó el humo sin dejar de apartar la vista de Luthor. Admiraba a ese hombre. Se movía entre dioses como si tuviera la situación totalmente controlada. Parecía como si absorbiera la voluntad de las personas que estuviesen a su alrededor y pasaran a ser sus esclavos. Sin duda, se trataba del hombre más peligroso sobre la faz de la Tierra.

¡Continúa en Superman nº 18: Imperio 2!


Enero de 2007 a marzo de 2008
José Luis Miranda
Jerónimo Thompson
Gabriel Romero
Emblema de Imperio diseñado por Roberto Cruz



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